Los rebeldes talibanes reivindicaron este viernes un ataque suicida contra un restaurante de cocina francesa frecuentado por extranjeros en la capital afgana, Kabul.

Al menos cuatro personas resultaron heridas en el ataque a Le Jardin, en el que una gran explosión dejó el edificio envuelto en llamas.

El jefe de la policía judicial de Kabul, Fraidun Obaidi, y una fuente occidental confirmaron a la AFP que el objetivo había sido este restaurante de cocina francesa, propiedad de un afgano y situado en un barrio donde tienen su sede numerosas oenegés extranjeras.

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Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona mientras los bomberos y ambulancias se dirigían al lugar de la explosión.

"Ahora estamos extinguiendo el fuego", añadió Obaidi.

El ministerio de Sanidad dijo que al menos cuatro heridos tuvieron que ser hospitalizados, aunque no confirmó sus nacionalidades. También rechazó informaciones aparecidas en los medios locales según las cuales un niño de 10 años habría muerto en el ataque.

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"Esta tarde [viernes] llevamos a cabo un ataque contra un restaurante de invasores extranjeros", afirmó en Twitter Zabiulah Mudjahid, portavoz habitual de los talibanes.

Moudjahid aseguró que había varios extranjeros muertos y heridos en el atentado suicida, aunque los insurgentes suelen exagerar el balance de víctimas de sus ataques contra objetivos gubernamentales y extranjeros.

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Los talibanes atacan frecuentemente a las tropas afganas y a las de la OTAN, así como hoteles y restaurantes frecuentados por extranjeros.

Este primer atentado del año en Kabul se produce poco más de una semana después de una importante reunión cuatripartita entre China, Estados Unidos, Pakistán y Afganistán, destinada a crear una hoja de ruta para retomar las negociaciones de paz con los rebeldes talibanes, interrumpidas el año pasado.

Los talibanes lanzaron una gran campaña en primavera en todo Afganistán y multiplicaron los atentados suicidas con el objetivo, según los especialistas, de llegar en una posición de fuerza a la mesa de negociaciones.

Hace pocos días, el poderoso jefe del ejército paquistaní, el general Raheel Sharif, visitó Kabul para preparar el terreno para nuevas conversaciones de paz con los insurgentes.

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Ambas partes acordaron mantener una primera ronda de diálogo entre Afganistán, Pakistán, Estados Unidos y China el 11 de enero para desplegar una hoja de ruta global hacia la paz, indicaron oficiales en Kabul.

Pakistán, un país que históricamente apoyó a los talibanes, acogió una primera ronda de conversaciones en julio pero luego se estancaron cuando los insurgentes anunciaron la muerte de su líder, el mulá Omar.

Afganistán considera vital el apoyo de Pakistán para llevar a los talibanes a la mesa de diálogo. Pero pese a la creciente buena disponibilidad del gobierno pakistaní, los analistas advierten de que todavía está lejos cualquier tipo de negociación importante.

El lunes, justo después de la visita de Sharif, un talibán detonó un coche bomba cerca del aeropuerto de Kabul, matando a un civil en un ataque dirigido contra la OTAN.

Las fuerzas afganas luchan para expulsar a los insurgentes de la región rica en opio de Sangin, en la provincia de Helmand (sur), donde se han hecho fuertes.

En enero de 2014, el restaurante libanés "La Taverne du Liban", en el centro de Kabul, fue atacado por los insurgentes, que mataron en total a 21 personas, de los cuales 13 extranjeros.

En diciembre de ese año, otro kamikaze se hizo estallar entre una multitud que esperaba para ver un espectáculo en el centro cultural francés de Kabul, matando a dos personas e hiriendo a más de 20. (I)