En las fiestas de Quito no solo caben chullas. Otavalos, cayambes, saraguros, quechuas, morlacos, afrodescendientes... Todos caben en la celebración. El tradicional Desfile de la Confraternidad, que ayer se realizó en la Tribuna del Sur, evidenció esa multiculturalidad.

El programa se inició a las 10:00 con la bienvenida del alcalde Mauricio Rodas. “Somos una mezcla de culturas, de etnias, de visiones, de formas de ver la vida. Eso es lo que estamos festejando, la identidad quiteña a través de la diversidad”, declamó en su discurso.

La Banda Municipal entonó las primeras notas del festejo, con las cuales marcó el paso del grupo de danza de la tercera edad del Patronato San José. Danzantes con vestimentas de diversas culturas nacionales desfilaron al son del pasacalle.

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Luego hizo el ingreso la reina de Quito, Angie Vergara, en un carruaje guiado por un caballo. Atrás, llegó la señorita Simpatía Alison Méndez, en un carro alegórico que hacía alusión a las radios de antaño.

Unas 7.000 personas desfilaron y hubo unos 80.000 espectadores, según las estimaciones del Municipio. Se presentaron 36 colegios, 20 bandas de paz, 5 carros alegóricos y 20 colectivos independientes.

El primer colegio en presentarse fue la Unidad Educativa María Angélica Idrobo, uno de los más antiguos de la capital. Chullas quiteñas, con elegantes vestidos y paraguas, bailaron al ritmo que les ponía la banda estudiantil, seguidas de ágiles bastoneras.

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Después le llegó el turno a los organismos de seguridad del Municipio, encabezados por el Cuerpo de Bomberos, que inició su desfile haciendo gala de una de sus reliquias: una flamante motobomba fabricada en 1941, que aún está en funcionamiento y que la mantiene únicamente para exhibiciones.

Detrás vinieron los efectivos de la Agencia Metropolitana de Tránsito y de la Policía Metropolitana, quienes demostraron las habilidades de sus canes, haciendo trucos y piruetas.

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Mientras tanto, en la Plaza de San Francisco se realizó ayer un concierto de música popular.

En la tarde, un recuento de obras y el cruce de reconocimientos y felicitaciones mutuas marcaron la sesión solemne con la que ayer, en el Teatro Nacional Sucre, el presidente de la República Rafael Correa y el alcalde Mauricio Rodas cerraron las fiestas de Quito.

Rodas habló del transporte público y, en especial, del metro, como un proyecto emblemático para la ciudad. Se refirió al “nuevo Trole” y la “nueva Ecovía”, que consisten en la extensión de la línea de servicio y la adquisición de unidades.

En tanto, la intervención del mandatario repitió buena parte de su última sabatina: defendió la aprobación de reformas e insistió en el envío de un nuevo paquete de enmiendas. (I)

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