Andrés Flor Delgado, de 24 años, un no vidente, se graduó de ingeniero en Finanzas y Auditoría y se convirtió en el primer estudiante con discapacidad visual que obtuvo un título de tercer nivel en la Universidad Tecnológica del Ecuador (UTE) en Santo Domingo.

Hace un mes defendió su tesis, acompañado de su bastón y una portátil. Ahí, se puso delante del tribunal de la UTE y comenzó a explicar la investigación que realizó sobre las Pymes (pequeñas y medianas empresas) de Santo Domingo.

Entre el público que lo escuchaba estaba su familia, docentes, amigos y funcionarios de la Secretaría Técnica de Discapacidades (Setedis). Al final, todos lo felicitaron por su logro.

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Culminar la carrera universitaria fue la meta que se puso en 2010. Dice que hasta sexto ciclo mantenía el 10% de la visión en un ojo, pero que lo perdió por una catarata. Aquel fue el episodio más difícil de su vida, recuerda ahora.

“Mi familia han sido mis ojos para mí. Hubo trabajos en los que requerí mucha información visual y siempre tuve su apoyo”, cuenta al referirse a su madre y a su hermana.

En los primeros ciclos se ayudaba con una lupa para tratar de leer los textos y hacer los exámenes. Cuando se quedó sin visión, un programa informático le permitió seguir con sus estudios. La Setedis le entregó el computador y el programa.

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Según la dirección provincial de la Setedis, doce personas con discapacidad visual han recibido esta herramienta.

Sus compañeros, agrega Andrés, también le ayudaron en las tareas y exposiciones.

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Al culminar su disertación, su abuelita, Aura Reascos, de 80 años, se acercó y le regaló un anillo que era de ella. “Pensé que me iba a morir sin verlo graduar. Tengo una felicidad muy grande”, dijo Reascos.

“Si las cosas no se pueden hacer de una manera, hay que buscar la forma de hacerlas de otra manera”, expresó Andrés, quien ahora espera obtener una maestría y seguir con las asesoría a empresas, además de convertirse en docente en la universidad donde se graduó. (I)