Luego de asumir el negocio familiar que forjó su padre, el cual empezó con la fabricación de rollos para fundas, José Luis Mendoza ha convertido a Plásticos Chempro en una productora de artículos avícolas, del hogar y de juguetería. Esta última es una línea que se intensifica en los últimos meses del año por las fiestas navideñas.

El empresario explica con entusiasmo cómo un volquete o un carro se confeccionan pieza por pieza y luego se da forma, con la unión de esas partes, a un nuevo juguete que alegrará a un niño.

En la fábrica, ubicada en la avenida Juan Tanca Marengo, cada uno de los 80 colaboradores produce diez unidades por hora. De estos, 20 han sido contratados por esta época en que concentran su producción en juguetería. “Los (juguetes) que tienen más detalles se arman en mayor tiempo”, dice.

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Entre los productos de juguetería que fabrican este año se encuentran volquetes, animalitos, carros, ollas, carteras, entre otros, que se expenden desde $ 1 hasta $ 10.

“Hace quince años hicimos fuertes inversiones en juguetes de playa, didácticos y de niño, teníamos correpasillos o desmontables”, refiere el ingeniero mecánico, y recalca que los juguetes son un producto cíclico que se empieza a fabricar desde junio, pero con repunte de ventas en diciembre.

La empresa creada en 1975 actualmente va por su tercera generación. Los tres hijos de Mendoza están, desde hace cinco años, inmiscuidos en el negocio, en los departamentos de Ventas, de Recursos Humanos y de Diseño.

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“Por supuesto que me da satisfacción que integren puestos claves”, comenta el orgulloso abuelo de dos nietos.

Aficionado a Barcelona Sporting Club y la parrillada, Mendoza comienza sus labores a las 08:30, que se extienden hasta las 20:00. A él le gusta supervisar y verificar la producción para que todos los procesos estén de acuerdo con lo planeado, algo que aprendió de su padre. Y dentro de eso, dice, dialoga con frecuencia con sus colaboradores.

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Aunque la competencia de los juguetes asiáticos mecanizados ha mermado la venta de la juguetería de plástico, Mendoza continúa en el negocio porque percibe que aún queda un nicho para estos artículos de bajo costo.

“El año pasado hubo un repunte del 10% de ventas, este año se mantiene”, refiere Mendoza, aunque recuerda que hace 25 años, hasta el 50% de las ventas que generaban anualmente provenía de la línea de juguetes.

Actualmente, en apoyo a la producción nacional, las cadenas de jugueterías y autoservicios tienen perchas en las que se exhiben juguetes tradicionales hechos con plástico, como los que salen de la planta de Chempro.

Más allá de la producción y satisfacer las necesidades de clientes en todo el país, Mendoza afirma que le complace donar regalos a niños de estratos sociales bajos, especialmente del área rural.

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Cada mes de diciembre, su familia dedica un espacio para llevar juguetes a Manglaralto, en la península de Santa Elena. “Un juguete les da alegría a los niños, eso lo hemos vivido”, cuenta este empresario. (I)

Mis tres hijos ya me colaboran. Cuando se tiene una empresa y es familiar, una de las mayores satisfacciones es que su propia familia, sus hijos, integren los puestos claves.José Mendoza, gerente de Chempro