Sin Corte Suprema de Justicia, el país enfrentado, el Palacio de Carondelet rodeado de alambradas y apestando a pólvora. Alfredo Palacio describe así cómo asumió la Presidencia en abril del 2005 y por eso –dice– quiso cuidarse de no perder el juicio de Oxy: “Que no nos vayan a atacar señalando que no éramos un estado de derecho”. Y apurarse en recuperarlo. En noviembre, ya con una Corte Suprema, empezó su papel en ese caso, al comunicar a la petrolera y Petroecuador de la caducidad pedida por el procurador del Estado en agosto de 2004.

¿Cómo manejaron el caso?
En febrero de 2006, la Oxy escribe que rechaza y presenta una propuesta, antes había intentado presentarme propuestas privadas. Yo no podía aceptar una negociación privada, porque habría sonado mal. Exigí una propuesta oficial. Procuraduría vio que jurídicamente era viable, pero Petroecuador se pronunciaba que era técnicamente inviable y de inmediato declaramos la caducidad... Mandé una carta al Ciadi señalando que ellos son incompetentes para ese caso. El contrato señala que se puede recurrir a arbitraje en determinadas causales excepto en caducidad. Señalo que eso no significa que estábamos renunciando a la defensa. Y Ecuador no puso su delegado.

Correa criticaba entonces un acuerdo con Oxy, ahora busca uno. ¿Le llegaron esas críticas de no negociar con Oxy?
Yo procedí de la manera más ética, había muchas más presiones de las que existen hoy, tenía movimientos sociales en las calles exigiendo la caducidad de la Oxy y no al TLC. Aun el fallo de la Oxy dice que Ecuador tenía toda la razón, pero dice que exageró la medida al declarar caducidad, me parece una idiotez.

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¿Ahora también considera que está bien que se negocie con Oxy un arreglo amistoso?
Esa parte preferiría yo no opinar, porque una opinión podría entorpecer las conversaciones que está teniendo Ecuador.

¿Cómo toma el fallo?
Quiero enfatizar en los recursos económicos. Las medidas petroleras que yo tomé: la ley 42 y la caducidad de la Oxy. Ecuador salió económicamente ganando. Solo en tres años fueron $ 12 mil o $ 14 mil millones de los cuales tiene que pagar $ 1.000 millones (a Oxy), en el caso no consentido que el Gobierno decida pagarlos, pero podría tomar otras medidas.

¿Habría otra medida?
Si yo estuviera en el poder estuviera tratando de determinar a qué instancia internacional se puede recurrir si existen violaciones tan evidentes del derecho internacional.

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¿Correa aportó a su política petrolera desde el ministerio que él ocupó en su régimen?
El estuvo tres meses, en estas decisiones no participó, pero en una de las primeras sí. Cuando yo era vicepresidente venía proclamando la injusticia del Feirep, los fonditos, y cuando yo me pronuncié recibí algún tipo de consejería indirecta de él, una de las razones por las cuales yo lo nombro ministro es esa.

¿Cuál fue esa consejería?
A la política me lleva básicamente el aseguramiento universal de salud. Yo peleaba por fondos para crearlo y no me los daban. No se podía. El presupuesto no podía aumentar más allá del 3,5%, ese excedente iba al Feirep, para estabilidad de precios y disminuir la deuda: 70% era para recompra de deuda. Yo en la Vicepresidencia venía diciendo que había que terminar con el Feirep. Entonces llego (a la Presidencia), él ha estado diciendo eso, véngase de ministro. Cambiamos a Cereps: 35 % reactivación productiva, y el momento que se pueda recompra de deuda pero secreta, quedaba el mismo 20% para estabilidad petrolera. Yo no me explico por qué en ese debate, donde se hablaba de los fonditos, por qué no se dijo que sigue lo mismo para la estabilidad de los precios del petróleo, sigue el 20 % eso no se terminó, cambió el resto.

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¿Si tenían ideas en común por qué salió de su Gobierno?
Él sale por razones tal vez no muy conocidas, yo tenía un gran acercamiento con Chávez y me propuso vendernos bonos y refinar petróleo. Les encargué a una comisión: ministros de Economía, de Energía y canciller, que hagan eso, y ese informe en algún momento dado no lo recibí; y luego, cada ministro cumple un ciclo, nada más. (I)