El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, puso sobre el tapete la posibilidad de revocar beneficios y derechos de viajes a algunos palestinos que viven en Jerusalén Oriental en respuesta a una ola de violencia, dijo el lunes un funcionario.

Esta posibilidad no parece ser inminente, pero su sola mención pone en jaque el discurso esgrimido durante décadas por Israel respecto a que Jerusalén es una ciudad unida en la que los residentes árabes y judíos tiene los mismos derechos.

Hanan Ashrawi, representante del a Organización para la Liberación Palestina (OLP), dijo que la medida, en caso de convertirse en realidad, privaría a los palestinos que viven en Jerusalén de derechos y servicios básicos y provocaría enfrentamientos.

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"Esta medida inhumana e ilegal debe ser detenida de inmediato", dijo Ashrawi en un comunicado.

Israel dice que toda la ciudad, incluyendo Jerusalén Oriental -tomada junto a Cisjordania en 1967-, es su capital indivisible. A diferencia de los palestinos que viven en Cisjordania, los que están en Jerusalén Oriental reciben beneficios sociales de Israel y se pueden mover con libertad en el país.

Desde el 1 de octubre, al menos 56 palestinos -de los que 29 eran atacantes armados, según Israel- han muerto en hechos de violencia o ataques en Cisjordania y Gaza.

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Diez israelíes han muerto tras ser apuñalados por palestinos o tras recibir impactos de bala. (I)