A José, de 8 años, su profesora no le permitió salir al recreo por no atender la clase, levantarse de su asiento y por conversar con un compañero, en una escuela particular que funciona en la ciudadela Alborada.

Carmen C., madre del escolar, indica que no le molestó ese castigo porque cree que fue una forma de corregirlo.

Pero que a un niño se le niegue el recreo y por ende se le impida gozar de su tiempo de descanso, juego, socialización y refrigerio, es catalogado como maltrato múltiple, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).

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El jueves pasado, Unicef presentó un informe del Observatorio Social del Ecuador (OSE), de este año, el cual revela que el 15 % de niños y adolescentes a nivel nacional recibió el mismo castigo que José.

Además, más de uno de cada cuatro niños afirmó haber recibido trato violento de profesores por no cumplir tareas o cometer faltas. Este grupo representa el 26 % de consultados. En 2010 supuso el 30 %.

Padres, docentes y directivos de cinco centros educativos concuerdan en que la agresión psicológica prevalece en los planteles. María Elena Endara, vicerrectora de la Unidad Educativa San José de la Beneficencia de Señoras, dice que el año pasado algunos padres reclamaron porque supuestamente una profesora llamaba vagas a algunas estudiantes y a veces no las dejaba salir al baño. Se la suspendió de su cargo, refiere.

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“Decir ese tipo de cosas afecta la autoestima de los niños, crecen acomplejados, relegados y puede cambiar su conducta a rebelde o ser vulnerables a factores sociales negativos, como el consumo de drogas”, opina y sostiene que es importante que los estudiantes reciban palabras de aliento, “que los motive en su formación”.

Esa premisa es fundamental, destaca una profesora que labora en un colegio fiscal de la ciudadela La Atarazana. “Si en el aula hay 30 estudiantes, el profesor tiene que encontrar 30 maneras de llegar a cada uno”, señala la educadora, quien prefiere la reserva de su nombre.

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Admite que el centro educativo no está exento de que ciertos profesores discriminen a alumnos hiperactivos o a los que presentan alguna discapacidad intelectual. Asegura que a veces los sacan de clases o no trabajan con esos estudiantes.

“Ya hablamos con ese docente y estamos buscando cambiar esa situación”, manifiesta.

Marcelo Guillén, rector de la Unidad Educativa Pasionista, y Guillermo Vásquez, de la Academia Altamar, creen indispensable el diálogo entre profesor y alumno. Vásquez admite que en ciertos casos se han “malinterpretado instrucciones” y ello ha derivado en quejas de padres.

Con el informe, Unicef plantea que la gente reconozca que los golpes, insultos, burlas o amenazas no deben ser tolerados, justificados ni normalizados, para lograr prevenir la violencia en las escuelas.

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En el informe también se establece que el 7 % de niños dijo que fue golpeado (en 2010, la cifra era del 11 %) y el 4 %, que recibió insultos y burlas del maestro (en 2010 fue el 7 %).

Los resultados se obtuvieron en una labor conjunta entre World Vision, Plan Internacional, Save the Children, el Consejo Nacional para la Igualdad Intergeneracional y Unicef.

No se especifica la situación en Guayaquil, pero se sostiene que en la Costa existe el 7 % de casos de maltrato físico.

EL UNIVERSO se contactó con la Subsecretaría de Educación para conocer cuántos docentes han sido sancionados por maltrato, pero hasta las 17:00 de ayer no hubo respuesta. 

Otro tipo de maltrato
En el informe consta: 7 de cada 10 niños han sido testigos de insultos y burlas; 6 de cada 10 niños han visto peleas entre alumnos; 6 de cada 10 niños observaron a alumnos que molestan a los más pequeños; y 5 de cada 10 han sido testigos de robos en las aulas. (I)