Las lluvias que volvieron hace ocho días a la zona de Mulaló, parroquia del cantón Latacunga, en Cotopaxi, han cambiado el rostro de un páramo que estaba seco y con ceniza emitida por el volcán Cotopaxi desde hace más de dos meses, que inició un proceso eruptivo.

Aunque ver el verdor de sus campos o tener animales sin ceniza en sus lomos alienta a muchos pobladores del lugar, Edwin Rocha, quien vive a las faldas del volcán, en el barrio Salatilín (Mulaló), duda que dure mucho ese sentir, pues nadie sabe cuándo erupcionará o cuánto durará el proceso, dice.

A pesar de esas dudas y el temor a una erupción, Beatriz Tomalo, de 61 años, decidió regresar a su casa, hace catorce días, en la comunidad de Calca, en Mulaló. La misma razón que le obligó a salir hasta la vivienda de un familiar en una zona cercana a la parroquia de Guatacama (Cotopaxi), luego de 45 días, le hacía regresar a sus tierras: no tener qué darles de comer a las 23 vacas lecheras, de las cuales depende su economía.

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Aunque Tomalo cuenta que en el tiempo que estuvo fuera, la comunidad en la que vivió le ayudó con alimento para su ganado, la manutención de estos (mediante la compra de cargas de hierba y cabuyos, entre otros gastos) le costó cerca de $ 600. A eso, dice, se le sumó la baja de su producción lechera y el que en la zona que estaba solo le pagaban $ 0,35 por litro de leche, cuando en San Agustín de Callo, donde entregaba su producto, le daban $ 0,42.

Tomalo asegura que si continúa la baja de su producción lechera, le preocupará cómo paga un préstamo que tiene y cómo mantendrá económicamente a los siete miembros de su familia.

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Según datos del Gobierno Parroquial (GAD) de Mulaló, antes de que se inicie el proceso eruptivo del volcán, en la parroquia estaban registradas 8.640 reses y hoy solo quedan 5.800.

El gobernador de Cotopaxi y presidente del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) provincial, Fernando Suárez, no da cifras, pero reconoce que el proceso eruptivo ha ocasionado en la zona un bajón, como lo llama él, en el comercio en general. Dice que el rubro del turismo ha sido el más afectado, así como el cultivo de rosas y la producción de leche.

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Para Mario Rocha, presidente del GAD de Mulaló, en la capacitación para enfrentar una posible erupción se ha avanzado. Ahora, indica, el reto es dar solución a realidades como, por ejemplo, la baja en la producción de leche y sus derivados o la reducción del 30% en las ventas de comida, panaderías y otros negocios, afirma.

Rocha cree que si no hay soluciones a corto plazo para estos problemas, la salida de los pobladores será inminente.

Lucrecia Llano hace parte de ese 30% de mulaleños que, según Mario Rocha, salieron de la zona por la caída de ceniza. Ella pese a tener un terreno grande con casa en San Agustín, hoy vive en Tanicuchi, en dos cuartos, por los que paga $ 20 al mes.

Dice que el dinero no le alcanza para mantener a sus tres vacas ni a su familia. Cree que es mejor regresar, pero lo duda ante la realidad del volcán. (I)

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Detalles
El proceso eruptivo 

Fin de excepción
El 15 de octubre pasado concluyó el estado de excepción de 60 días decretado por el presidente Rafael Correa. En este tiempo, César Navas, ministro coordinador de Seguridad, fue la única voz autorizada para informar sobre la situación del proceso eruptivo del volcán.

Cifras
En Cotopaxi, en dos meses de estado de excepción, según las autoridades, se han realizado 696 capacitaciones para 62.000 personas. Se han entregado unas 85.000 mascarillas. Se han dado 246 simulacros en los que estuvieron 68.500 habitantes de las zonas en riesgos. Y 177 albergues están aprobados por la Secretaría de Gestión de Riesgos.