Amor entrañable a su patria, familia y orgullo de haber pertenecido a la Marina. Esos son los recuerdos que permanecerán impregnados en el pensamiento de los tres hijos, siete nietos y dos bisnietos de Armando Baco, combatiente naval del enfrentamiento de Jambelí, que el lunes dijo adiós a este mundo luego de sufrir un paro respiratorio, a sus 95 años.

El ‘papi’, como lo conocían sus allegados, penúltimo héroe naval que sobrevivía del combate de 1941 con el Perú, fue sepultado ayer en Parque de la Paz con honores navales.

Por su incursión en la defensa del país fue declarado héroe nacional, pues estuvo a bordo del cañonero Calderón que venció al destructor Almirante Villar, de la Marina del vecino país. Jorge Ortiz es ahora el único combatiente vivo.

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Durante el sepelio, miembros de la Marina colocaron una bandera del Ecuador en su caja. Un grupo de marinos custodiaba el lugar dando honores.

Para sus allegados y familiares, su partida fue inesperada. Hace dos meses, antes de sufrir un quebranto en los pulmones, se mantenía como alguien altivo, independiente y cariñoso con sus nietos y bisnietos. Gustaba de usar el transporte público pese a su longevidad, recuerda Francisco Baco, uno de sus hijos.

“Él siempre se quería manejar sin ayuda. Siempre estaba lúcido y si alguien quería ayudarlo, él decía que sí podía”, recordó su yerno Enrique Vega, quien rememoró las anécdotas que le contaba del combate.

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“Corrían de un lado para otro del buque con los cañones, ellos tenían incluso aviación naval y Ecuador no”, ese fue uno de los pasajes del combate.

En paralelo a su vida naval cumplió tareas de mecánica montando piladores en cantones arroceros de la Costa y se mantuvo cariñoso con sus hijos. Además fue pesquero.

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Museo de la Armada
Su nombre está grabado en una de las dos ametralladoras antiaéreas que reposan en la exhibición. Tenía 20 años cuando fue destinado a corrector de tiro. (I)