Con unos 105 edificios de más de 200 m de altura incluido el Burj Khalifa, el rascacielos más alto del mundo (828 m) y centros comerciales abiertos las 24 horas del día, que tienen centros de esquí techados y campos de golf que emergen en medio del desierto, Dubái, en Emiratos Árabes Unidos (EAU), es una de las ciudades con mayor huella ecológica por habitante del planeta. También es donde el consumo de energía crece a un mayor ritmo, a un 15 % anual cuando el promedio global del mundo es del 4 %. Cada uno de sus 1,5 millones de habitantes emite 44 toneladas de CO2 al año. “Si todo el mundo viviera como un residente de Emiratos se necesitaría el equivalente de 4,5 planetas para asumir su tasa de consumo y emisiones”, alertó la ONG ambiental WWF en un estudio realizado en 2013.

Sus vecinos, Qatar, Kuwait, Bárein, Arabia Saudita y Omán, también, junto con EAU, están entre los primeros diez países con mayor emisión de gases de efecto invernadero (GEI) por persona, según datos del Banco Mundial. Y hay otra coincidencia. Estos países no presentaron dentro del plazo pactado para el 1 de octubre pasado sus planes de acción frente al cambio climático, la denominada como Contribución Nacional Determinada (INDC, en inglés) ante la Organización de Naciones Unidas (ONU).

El portal de noticias BBCMundo.com reportó en marzo pasado que las autoridades de Dubái quieren obtener el 15 % de la electricidad de energías renovables y reducir el consumo individual en un 30 % de aquí a 2030. El reporte detalla que en la ciudad hay iniciativas de energía solar, nuclear y se usan las lámparas led como ahorro, pero este plan aún no es presentado como compromiso ante la ONU.

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Palau, que estaría entre los más afectados por el incremento del nivel del mar, uno de los efectos del calentamiento global, tampoco ha presentado su propuesta. Afganistán y Bosnia Herzegovina la enviaron estos días, fuera del plazo previsto.

En el grupo de los que no han presentado está Irán, el décimo mayor emisor de GEI, junto a la mayoría de países árabes, en los que también se incluye a Siria y Yemen. Se trata de naciones cuyas economías son altamente dependientes del petróleo y del consumo de energía no renovable como el gas natural.

En América Latina, algunos de los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), bloque del que forma parte Ecuador para las negociaciones del Acuerdo de París en diciembre próximo, tampoco han presentado sus propuestas países como Venezuela, el quinto mayor exportador de petróleo; Bolivia, el cuarto mayor productor de estaño; Nicaragua y El Salvador. Estos dos últimos son vulnerables por el impacto de huracanes y sequías prolongadas que afectan a los países de América Central.

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Las naciones que aún no se han comprometido pueden presentar sus planes hasta antes de fin de este año y tienen hasta el 2020, cuando empieza la década en la que se deben aplicar las medidas, para ajustar sus compromisos, los que deberán ser más ambiciosos que los planteados hasta ahora, según se ha acordado en anteriores citas climáticas.

Alicia Villamizar, científica venezolana que participó en la elaboración del quinto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático presentado en marzo de 2014, afirmó en abril pasado al diario venezolano El Universal que el último inventario de emisiones de GEI realizado en Venezuela data de 1996. (I)