Dos semanas después de que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el líder de la guerrilla de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, se dieran la mano y exhibieran un histórico acuerdo sobre justicia, este jueves afloraron fuertes diferencias entre las partes.

Según el jefe negociador de Colombia, el gobierno siempre sostuvo que se trataba de un documento "en desarrollo" que necesitaba detallarse y negó haber traicionado la palabra empeñada. "Son las FARC las que faltan a la verdad. Hubo un acuerdo plasmado en diez puntos, pero respecto del documento largo, jamás se aceptó que se trataba de un convenio cerrado e inmodificable", dijo Humberto De la Calle desde La Habana ante periodistas, en el cierre de un nuevo ciclo del diálogo de paz que adelantan con la guerrilla desde noviembre del 2012.

Poco antes, el negociador rebelde Iván Márquez advirtió que "la paz no se construye con palabras que se lleva el viento ni con promesas que nunca se cumplen". Y explicó que a la delegación de la guerrilla le preocupa que no pueda firmarse la paz en marzo de 2016, tal y como se pactó, debido a la "desconfianza" y "avilantez" de los representantes del presidente Santos. El representante del gobierno colombiano respondió al comunicado calificándolo de "arremetida verbal injustificable" que utiliza expresiones "ofensivas".

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Ambas delegaciones firmaron el 23 de septiembre un acuerdo sobre una jurisdicción especial a aplicar luego que se firme la paz. El compromiso fue suscrito en presencia del presidente colombiano, su homólogo y anfitrión Raúl Castro, y el jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, alias Timoleón Jiménez o Timochenko.