Un mono, de unos 9 meses, y una gata, de 1 año, han desarrollado una afinidad que llama la atención de quienes los conocen. Ambos pasan juntos la mayor parte del tiempo, comparten la comida y pasean por un bosque de rescate de vida silvestre, lugar en el que desde hace dos meses comenzaron a relacionarse.

Se trata de un mono saimirí o payaso y de una gata mestiza, de color negro, blanco y amarillo. Aún no tienen nombres, pero estos animales se han vuelto inseparables, según los guías del parque.

Ambos viven en el bosque La Perla, que se ubica al ingreso de La Concordia, en la vía que conduce a Santo Domingo.

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Hugo Dávalos, uno de los dos guías del parque, dice que el mono llegó desde Esmeraldas hace dos meses. Allá fue rescatado por el Ministerio del Ambiente (MAE). En ese entonces se encontraba deshidratado y con heridas en el cuello, por la cadena con la que lo mantenían en cautiverio.

El animal fue atendido por especialistas. El parque corrió con los gastos médicos. El mono se mantuvo en cuarentena hasta que se recuperó por completo. Luego empezó con el proceso de libertad controlada. Ahí encontró a la gata.

La felina vive, junto a jornaleros del bosque, en una casa de pambil, que fue construida hace unos 70 años. Ahí vivió Susan Sheppard, una norteamericana que llegó en 1940 a La Concordia para convertir su propiedad en un lugar para rescatar animales silvestres.

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En esa casona, el mono y la gata comen juntos, juegan y descansan. El macaco escogió a la felina como su nodriza, según los guías. El animal se sube a su lomo y agarrado con sus manos pasean por parte del bosque.

La gata, dicen los turistas, tolera que el mono le arranque el pelo, le busque las pulgas y hasta le quite la comida. El macaco volverá a su hábitat, tras el proceso de prelibertad. (I)