Dos de las paredes de su oficina están revestidas de gigantografías de los muelles del puerto. Otra está cubierta con mapas de la ruta de navegación que usan los buques para entrar a Guayaquil. Y la única pared descubierta tiene un ventanal del que se divisan las grúas anaranjadas que cargan y descargan las mercancías de los barcos mercantes.

En ese ambiente, en el sur, labora desde hace cuatro años Juan Carlos Jairala, gerente de la Autoridad Portuaria de Guayaquil (APG), entidad que supervisa la concesión de la terminal más grande del país, que mueve más de 11 millones de toneladas de cargas al año.

Su jornada arranca a las 09:00, con tareas que desde su posición abarcan además el control del tráfico, el mantenimiento de la señalización y el dragado del canal por el que transitan las naves. La ciudad recibe unas 900 cada año, de una veintena de navieras.

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El comercio exterior es algo que entusiasma a este abogado guayaquileño de 45 años que desciende de libaneses que llegaron a Guayaquil a comienzos del siglo pasado y montaron un negocio de telas.

La relación con esta rama comenzó antes de asumir la gerencia de APG. En el 2000 llegó a la Aduana a trabajar como supervisor de regímenes especiales, un puesto que le sirvió para tener ese contacto cercano con el puerto, coger experiencia y asumir otros cargos en la anterior Corporación Aduanera Ecuatoriana, como la subgerencia del distrito.

Casado con Marisol Jácome y padre de cuatro hijos (tres hombres y una mujer), Jairala ha sido testigo de la modernización de la terminal portuaria, que comenzó a incorporar nueva infraestructura con el plan de inversiones desplegado por Contecon, el concesionario que la opera desde hace ocho años.

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“Este es un puerto de 24 horas, los 365 días del año”, dice Jairala sobre la fuerte dinámica del puerto, que conoce al detalle y atiende anualmente 1,1 millones de teus (contenedores de 20 pies), que entran con banano, cacao, camarón, o sacan materias primas o bienes terminados importados.

Como gerente ha presenciado algunos récords en las últimas semanas: el arribo de buques portacontenedores de nueva generación que no habían calado antes en Guayaquil (el Ganges y el Mataquito).

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Son huéspedes que también imponen nuevos desafíos para ir hacia calados mayores que permitan aprovechar la capacidad de estas naves.

“Hay que seguir mejorando la infraestructura que le permita brindar un servicio más óptimo al comercio exterior del país”, reconoce Jairala, primo Jimmy, prefecto del Guayas.

Este barcelonista, que vivió durante su niñez en el sur, se siente optimista de que Guayaquil ya sea considerada para el arribo de cruceros. En lo que va del año han anclado siete buques turísticos. Por eso cree que en ese nicho hay oportunidad para crecer.

Durante sus ratos libres, Jairala gusta leer y escribir. Ahora completa un libro sobre la genealogía de los Jairala, con la llegada de su bisabuelo libanés a Guayaquil, urbe que ya ha acogido a cinco generaciones de su familia. (I)

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Etapa colegial
Salesiano

Pastoral
Durante su etapa colegial en el Cristóbal Colón, Juan Carlos Jairala se vinculó a la labor pastoral con Gustavo Noboa, expresidente de la República.

Grupo
El gerente de la APG conoció al presidente Rafael Correa durante su juventud, cuando formaba parte de un grupo de boy scouts. Correa era líder del grupo.