El turista que recorra por primera vez la ciudad debe conocerla a pie, partiendo del parque Seminario, descubriendo cada detalle de la Catedral; caminar por la Plaza de la Administración y deslumbrarse por la belleza de los jardines del Malecón, La Rotonda y las escaleras del barrio Las Peñas.

Ese es el recorrido que Andrés Rubio dice aprovechar, cada vez que llegan cruceros de turismo, para convertirse en guía, hobbie que mantiene desde su juventud.

Sus conocimientos de inglés, alemán y francés le facilitan esas tareas, comenta. Pero esa pasión solo la combina con su trabajo principal, el de gerente de Mantenimiento del Aeropuerto Internacional José Joaquín de Olmedo.

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Con estudios en Ingeniera Industrial y especializado en motores de barcos, menciona que le encanta no solo viajar sino que busca servir a los turistas, pues no ve mayor satisfacción que ayudar, según el guayaquileño, padre de tres hijos.

Sobre su especialidad, que lo llevó a estudiar en Alemania, cuenta que la vida es un tanto “irónica”. Esto, ya que, desde hace 11 años, tras observar un anuncio de periódico, el destino lo colocó en Tagsa, la operadora internacional del aeropuerto, y sigue hasta hoy.

Antes laboró en laboratorios Life y la cadena hotelera Hilton Colón, donde el sacrificio y su habilidad por las lenguas le abrieron las puertas.

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Hoy, con 25 años de experiencia en los pasillos de la terminal, que con sus diseños se amplió hace poco tiempo, comenta que en principio le costó adaptarse al aeropuerto. “Este es un mundo que hay en sí mismo”, asegura.

El afán de estar empapado de los temas de normativas lo motivó a obtener diplomados en Ingeniería y Certificación de Aeropuertos y Gestión de Proyectos. “Uno se gana las cosas con sacrificio”, agrega el ingeniero, que es MBA.

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Con más de una década como gerente, ha sido parte de los galardones de la terminal, que se ha adjudicado dos veces el título de mejor aeropuerto del mundo, en su tamaño. Su aporte ha ido más allá de monitorear el mobiliario e infraestructura.

Su equipo integrado por 60 personas planifica obras y proyectos. En estos días, por ejemplo, ante la llegada de El Niño supervisa la limpieza del sistema de drenaje.

Pero sobre esto hay una tarea aún más clave: la pista. Allí, hace mínimo cuatro revisiones, pues un bache puede ocasionar la pérdida de pista de un avión. “De nuestro trabajo dependen vidas”, dice el ingeniero que disfruta del tenis.

Camino a corroborar algún asunto del aeropuerto, dice que aún aprovecha guiando a los que lucen perdidos en la terminal. ¿En qué le puedo servir?, le agrada consultar a los usuarios.

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El guayaquileño augura seguir en el crecimiento de la actividad aeroportuaria. (I)

“El aeropuerto sigue creciendo y nosotros tenemos que hacer crecer nuestra capacidad de atención con él. Me veo en el nuevo aeropuerto en la posición que pueda aportar.Andrés Rubio, gerente de Mantenimiento del AJJO