Aprovechar las oportunidades que se presentan en el camino y disfrutar del día a día es el lema de su vida, así como dedicarse a algo que lo apasione y no limite su libertad ni creatividad. Esa es, dice, la receta que lo ha llevado a obtener la felicidad que transmite en su mirada cuando conversa en la comodidad de su estudio de tatuajes, Love Tatto Parlour, en Entre Ríos.

Se trata de Jaime Solórzano, un guayaquileño de 37 años, residente en Samborondón, quien además de sus tres amores: Adriana Santelli, su esposa; y Maximiliano y Lorenzo, sus hijos de 8 y 1 año, tiene a la música y el arte de los tatuajes.

Con una camiseta con un amplio escote redondo y una chaqueta de cuero sin mangas luce los tatuajes de los brazos, son tantos que ha perdido la cuenta, pero claramente se ve que en esta área no queda ningún espacio de piel libre de tinta.

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Sus expresivos ojos de color verde claro desbordan emoción cuando cuenta que se hizo su primer tatuaje a los 8 años, con un marcador negro punta fina, de esos que se utilizan en las clases de dibujo técnico.

“Para mí, tanto el tatuaje como la música han sido pasiones que siempre he mantenido ligadas, porque fue a raíz de mi gusto por el rock de los ochenta que siempre escuchaba mi padre, que empecé a identificarme con esa época y a querer imitar a los grupos del momento que salían con tatuajes y atuendos extravagantes”, cuenta sonriendo.

Al mismo tiempo que se dibujaba su cuerpo, daba sus primeros pasos en la música, creando con cartones y ollas de cocina su primera batería.

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“Quería pasarme el día entero golpeando esos palos en la cajas, era algo que no podía contralar, sentía el beet en todo lo que escuchaba”.

Para Jaime, esa libertad con la que creció, de poder elegir y arriesgarse a la aventura, lo hizo ser quien es ahora. “Mis padres fueron muy sabios y siempre nos dejaron descubrir nuestros gustos y habilidades sin influenciarnos, nunca nos juzgaron ni limitaron”.

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Conforme iba creciendo su interés por los tatuajes y la música aumentaba. A los 16 años, con sus propios ahorros, se hizo su primer tatuaje real, en una vereda en el centro. “Me sentía como un rockstar, no creía en nadie”, dice riéndose.

En cuanto a la música formó varias bandas colegiales, siendo la primera, De acá, un grupo que conformó en La Moderna, que tocaba covers del rock de los noventa, la música que lo enamoró.

Aunque no estudió música, sus constantes ensayos y su habilidad innata para tocar la batería, mejoraron su nivel.

Ya graduado, luego de trabajar por 5 años en una empresa de telefonía, surgió la oportunidad de crear una banda nueva con personas que conoció en una reunión de amigos.

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Así nace Prime Ministers, una banda que se formó hace siete años y que toca rock inglés, de su autoría. El cuarteto tiene su estudio de producción y grabación en Miami, Estados Unidos; allá se reúnen a ensayar y crear nuevos temas. Hasta ahora tiene dos discos; Down, el último, salió el año pasado.

El grupo ha realizado varias giras por Europa, Inglaterra y la más reciente en México. Este año decidieron parar y dedicarlo a proyectos personales, razón por la que Jaime decidió poner su estudio de tatuajes.

El lugar aperturó hace seis meses, sin que hubiera un tatuador permanente, sin embargo, y a pesar de que él no cree en las coincidencias, llegó a su puerta Juan Cruz, un tatuador profesional argentino que ahora trabaja con él.

Aunque hubo épocas en las que Jaime no siguió tatuando su cuerpo, ahora su cuello y brazos parecen un lienzo de arte. Asegura que por lo menos ha tenido unas 30 sesiones de tatuajes en su vida y es capaz de hablar de cada uno de sus piezas tatuadas sin olvidar detalle. “Para mí un tatuaje es ese elemento que no nació contigo, pero que tú quieres tenerlo siempre, es algo que te permite comunicar un pensamiento o sentimiento o un simple gusto”.

Uno de sus tatuajes favoritos es el rostro de una indígena con su bebé en la espalda, que tiene a un costado del cuello, así como un mensaje en espiral en el brazo izquierdo y un bebé en el vientre escuchando música con audífonos, que representa el nacimiento de su primer hijo, que es de su primer matrimonio.

Aunque no sabe tatuar de manera profesional, ahora lo está aprendiendo. “Juan es mi instructor y me ayuda a practicar sobre piel sintética, como si se tratara de una persona en realidad, me gusta hacerlo, disfruto de poder crear arte”.

Aunque para él las dos actividades a las que se dedica, no significan un trabajo porque son sus hobbies, en su tiempo libre disfruta con sus hijos y su esposa, con la que asegura hacen el mejor de los equipos.

Para este amante de los dulces y la Coca Cola, y fanático de The Beatles, Nirvana, Guns N’ Roses, entre otros, no hay planes a futuro, a él le gusta disfrutar del presente y está listo para arriesgarse a cualquier otra aventura que se le presente en el camino. (I)

Dicen de él Pienso que en una oración lo describo bien: lo bueno de trabajar con él es que uno se olvida que está trabajando”.Juan Cruz, Amigo