Aplaudido en el Congreso estadounidense y en las Naciones Unidas por senadores y líderes mundiales, y ovacionado en las calles por una multitud, católica y no católica.

Para unos sus mensajes fueron inspiradores, para otros sus discursos llamaron a la reflexión. La histórica visita de seis días del papa Francisco a Estados Unidos, que concluye hoy, ha estado marcada por elogios al tocar problemáticas como la migración ilegal o el cambio climático, pero también por críticas por su mensaje sobre el tema de abusos sexuales cometidos por el clero y la canonización del religioso español Junípero Serra.

Medioambiente, pobreza e inmigrantes fueron los temas tratados reiterativamente por el pontífice en sus intervenciones en Estados Unidos, donde una cuarta parte de la población es católica.

Publicidad

Francisco, quien nació en Argentina de padres italianos que salieron de su país antes de que él naciera, expuso su ardiente defensa en el tratamiento humanitario hacia los migrantes.

La reforma migratoria, que impulsa el presidente Barack Obama y que podría permitir la legalización de 11 millones de inmigrantes, divide a EE.UU. y ha generado debate en la campaña presidencial para las elecciones de 2016.

“No teman darles la bienvenida... Estoy seguro de que, como sucedió en el pasado, esas personas enriquecerán a Estados Unidos y a su Iglesia”. Lo dijo en su discurso ante las dos cámaras del Congreso, donde –según analistas– no sonó demasiado cuestionador, sino más bien de tono suave, con diplomacia, pero con marcadas referencias a puntos polémicos como la abolición de la pena de muerte y la defensa de la familia al mostrar su oposición al matrimonio gay, aprobado por la Corte Suprema de EE.UU.

Publicidad

Fue el primer líder de la Iglesia católica en una sesión bicameral del Congreso, donde no mencionó a ningún país, pero saludó el coraje y la audacia que se requiere para que naciones enfrentadas inicien un diálogo de reaproximación.

El pontífice ya demostró que puede ser un aliado político de suma importancia para Washington: fue con el apoyo secreto del Vaticano que Estados Unidos y Cuba pavimentaron el difícil camino hacia su reaproximación diplomática después de medio siglo de ruptura.

Publicidad

En la ONU, el pasado viernes, su discurso también tocó temas que dividen al mundo: la proliferación de las armas nucleares, las reglas de organismos financieros internacionales que someten a países a sistemas crediticios que ocasionan exclusión, pobreza y dependencia. Su intervención marcó la cumbre sobre el desarrollo sostenible que se abrió ese día.

El pronunciamiento que generó polémica fue cuando en un servicio religioso en la catedral de Washington, el papa elogió a los obispos estadounidenses por su “compromiso generoso” de ayudar a las víctimas de abusos sexuales por el clero. “Sé cuánto les ha hecho sufrir la herida de los últimos años, y he seguido de cerca su generoso esfuerzo por curar a las víctimas, consciente de que, cuando curamos, también somos curados, y por seguir trabajando para que esos crímenes no se repitan nunca más”, dijo.

Sus palabras causaron un airado reclamo de organizaciones de ayuda que sostienen que los clérigos solo actuaron ante la amenaza de demandas.

La Red de Sobrevivientes de Abusos por parte de Sacerdotes señaló que los obispos han mostrado “cobardía y crueldad” en respuesta a las víctimas que denunciaron. “Se esconden detrás de abogados que cobran mucho y profesionales de relaciones públicas” en vez de enfrentar el problema dentro de la Iglesia, respondió la red.

Publicidad

Según analistas, el papa se mantuvo firme en sus principios de humildad y cercanía. En EE.UU. tuvo encuentros con los más desfavorecidos de la sociedad, incluyendo inmigrantes, sin techo o presos. Aunque en Cuba, país al que visitó primero, no se reunió con opositores.

Exiliados cubanos y el alcalde de Miami, Tomás Regalado, lo criticaron por no reunirse con disidentes. “El papa se reúne con los sin casa o los vagabundos en Washington y Nueva York, hubiera sido un gesto extraordinario si se hubiera reunido con algunos presos en una prisión cubana”, expresó.

Ayer, en la última etapa de su visita, llegó a Filadelfia. Hoy se despedirá de EE.UU. con una reunión con obispos a las 09:15, además visitará a las 11:00 un centro correccional y a las 16:00 oficiará una misa de cierre del festival de las familias. (I)