La pequeña Amy, de un año y siete meses, corrió espontáneamente al ver a su padre. Darwin Miñán estaba formado en primera fila y había recibido las paletas que lo ascendían de vigilante a cabo segundo.

Él abrió sus brazos para recibirla y la cargó con entusiasmo mientras las autoridades colocaban las paletas a otros elementos que estaban en el patio de la Escuela de Formación de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE).

Miñán, asignado hace poco a la delegación de Santa Elena, fue parte de los 223 uniformados que ayer fueron ascendidos: 110 vigilantes pasaron a cabo segundo y 113 de cabo segundo a primero.

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En este último grupo estaba William Zárate, miembro de la banda de música y con 14 años de servicio. “Esto es una mayor responsabilidad para seguir sirviendo mejor”, dijo el cabo, uno de los cinco mejores en los cursos de ascenso.

Durante la ceremonia, Michel Doumet, director de la CTE, instó a los uniformados a hacer quedar bien a la entidad y ayudar erradicar esa mala imagen que proyectan ‘muy pocos elementos’.

El directivo también anunció que la entidad está comenzando a realizar controles en las fronteras y ratificó que en octubre entrarán a Manabí.

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“Entramos a controlar frontera en Huaquillas, en Tulcán, esta semana estaremos en Sucumbíos y luego en Loja”, señaló Doumet.

Para hoy, dijo, inaugurará viviendas fiscales para los uniformados en la provincia de Los Ríos.

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En el acto de ascenso hubo un espacio para reconocer la labor del vigilante Harry Molin, quien ayudó a rescatar a las víctimas en un accidente de tránsito. Recibió una placa y el aplauso de sus colegas. (I)