Aunque no muestra el rostro doliente de las embarazadas con retortijones de parto, Maritza Laz está molesta porque lleva dos horas esperando un turno médico en el área de Emergencia Ginecológica del hospital del IESS de Guayaquil, Teodoro Maldonado Carbo.

“Tengo bastante sangrado, estoy aquí desde las 13:30”, contó resignada el miércoles de la semana pasada mientras funcionarios del hospital mostraban las obras que, tras la declaratoria de emergencia en el hospital hace ocho meses, se ejecutan en la hospitalización de Obstetricia y en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. Ahí, un grupo de obreros ha levantado las paredes de los nuevos quirófanos con los cuales se prevé aumentar de 12 a 20 las cunas para neonatos.

La obra, cuya terminación se espera para febrero, tiene un costo de $ 4,7 millones y es uno de los tres proyectos que registran avances en el segundo hospital más grande del IESS, donde la infraestructura física ha concentrado las mayores acciones desde el 21 de enero en que rige su estado crítico.

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A los nuevos quirófanos se suma la construcción del sistema de alcantarillado y la planta de tratamiento de aguas servidas (por $ 1,9 millones), además de la primera subestación eléctrica (por $ 3,5 millones). El inminente colapso de ambos servicios originó la primera declaratoria de emergencia en este hospital, que tiene una capacidad de 450 camas y que a diario recibe a 1.425 pacientes en consultas y 765 en emergencia.

La segunda declaratoria se dispuso el 13 de mayo para la contratación de otras obras de infraestructura y la compra y mantenimiento de equipos.

“Realmente nos queda que lleguen del extranjero los generadores (para la subestación eléctrica), prácticamente está finalizado, esto es para alta tensión y media tensión”, explicó Jonás Gonseth, quien asumió en febrero como supervisor del Ministerio de Salud Pública (MSP) en el hospital del IESS.

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En conjunto, los tres proyectos suman $ 10,1 millones del presupuesto de $ 12,6 que el IESS le asignó al hospital para que contrate obras bajo la figura de la emergencia, es decir directamente, sin concurso o subastas públicas. Los procesos de estas contrataciones aún no están disponibles en los registros del Servicio de Contratación de Obras (Sercop).

No obstante, señaló el hospital en un comunicado, “por procesos no emergentes hay más de nueve intervenciones adicionales en distintas fases”. Entre ellas constan cinco obras de infraestructura para el edificio hospitalario, por ejemplo, la reconstrucción del sistema de vapor y calderos desatendido por 50 años, y cuatro mejoras en áreas de atención para los pacientes como la remodelación del área de Emergencia y Cuidados Intensivos Generales. En la lista de proyectos también está, aunque en estudio y sin definir montos, la construcción de una unidad de Pediatría.

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“La idea es que el hospital tiene que estar totalmente repotenciado en un año, año y medio”, dice Jonás Gonseth, gerente del hospital Abel Gilbert Pontón, sin precisar el tiempo que durará el estado de emergencia en el Teodoro Maldonado Carbo. Desde que asumió como supervisor ad honorem, Gonseth asegura que se ha estabilizado el funcionamiento del hospital del IESS y que se intenta dar a los pacientes una “atención sanitaria con calidad técnica y calidez humana”.

Pero en los pasillos del hospital, afuera de la farmacia o en las antesalas de los consultorios, las quejas por la falta de medicinas e insumos o por la mala atención persisten.

“Señores, tendrán que esperar, porque no hay sistema, se fue el sistema”, dijo una guardia de seguridad en la farmacia del hospital el jueves pasado.

“Me mandan a tomar alopurinol de 300 mg, porque sufro de la presión, pero no hay”, se queja Ana Soria, afiliada.

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Los empleados y médicos hablan bajo el anonimato. Dicen que se los persigue por contar las irregularidades que existen en el hospital: “Lo positivo es la obra física, que aún no está funcionando... los problemas de fondo siguen intactos”. (I)

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