Cada vez que llovía durante la anterior época invernal, Cecilia Ch. debía retirar a sus dos hijas cargándolas entre los brazos hasta salir de su escuela.

“Es un sufrimiento cada vez que llueve”, dice Cecilia al recordar las peripecias que debió pasar hace algunos meses con sus hijas que se educan en la escuela fiscal Remigio Romero y Cordero, ubicada en el bloque 4 de Flor de Bastión, en el noroeste de la ciudad.

Así como ella, otros padres de familia del noroeste temen la presencia del fenómeno de El Niño que empezaría a sentirse desde noviembre próximo.

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Según el Comité de Gestión de Riesgo Cantonal y Cooperación del Cabildo, el noroeste se identifica como área vulnerable ante la llegada del fenómeno.

En la escuela Remigio Romero y Cordero, un canal que bordea el plantel se rebosa y se filtra al patio, señala Elena Baldeón, abuela de un alumno.

Vilma Malena, madre de familia de dos estudiantes de la escuela Tránsito Amaguaña, del sector de Balerio Estacio; y Nancy Ávila, mamá de un alumno del plantel Dolores Veintimilla, en la zona de la Ladrillera, admiten que desconocen procedimientos ante un fuerte temporal. Ambas pidieron la realización de charlas.

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Hace dos semanas, el ministro Augusto Espinosa admitió que un escenario extremo (por las lluvias) implicará que las clases terminen a finales de diciembre.

La cartera de Estado estudia un ‘Plan preventivo ante el Fenómeno El Niño’ que modificaría la fecha de culminación y las vacaciones de octubre. (I)