Ese tono de voz suave y cálido, y esa manera de recibir a cualquier persona con una sonrisa son parte de la misma amabilidad y alegría con la que trata a las personas de la tercera edad a las que atiende en su centro.

Aunque asegura que es acelerada y le gusta hacer mil cosas a la vez, cuando se trata de estar pendiente de ‘sus abuelitos’ como ella los llama, es metódica, se fija en todos los detalles, y ninguna cosa es más importante que atenderlos cuando realizan alguna actividad.

Se trata de María Belén Bonnard, propietaria de Novavida, un centro recreativo para adultos mayores que está en la parroquia Santa Teresita y que abrió hace tres meses.

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Esta guayaquileña de 24 años, residente de la urbanización Vista Sol, se muestra como una mujer sencilla y descomplicada. Sin maquillaje en su rostro, con ropa cómoda y el cabello suelto y corto contagia a las personas con su risa espontánea mientras conversa.

A pesar de su juventud, logró consolidar una de sus más grandes aspiraciones, tener una empresa propia, y esto se debe a su destreza en los ahorros y sus ganas de trabajar desde adolescente.

Su interés por cuidar a los adultos mayores se manifestó en su año de prácticas clínicas, en el 2014, antes de graduarse como Psicóloga Clínica en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo.

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Belén era la encargada de dar terapias a los pacientes del Instituto de Neurociencias (antes Hospital Psiquiátrico Lorenzo Ponce), atendía a niños, jóvenes y adultos mayores, lo que la ayudó a descubrir su empatía con ellos y la paciencia y delicadeza que tenía al tratarlos.

Pero lo que más marcó su vida fue haber conocido a Roberto Ortega, el Pibe Ortega’, ex jugador de Emelec, a quien asegura querer como si fuera su abuelito.

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“Me daba tristeza ver que no recibía visitas, que estaba solo, que la atención que recibía era solo por minutos y el resto del día pasaba solo, sin nadie que lo acompañe y lo escuche, a los abuelitos les gusta mucho tener a alguien que escuche sus historias”, cuenta Belén.

“Me di cuenta que la mayoría de las personas de tercera edad de ese lugar pasaban por el mismo escenario, y que tal situación no se alejaba de la realidad de la gran mayoría de afuera, que aún teniendo a los mejores hijos, tienen un vacío gran parte del día, entonces pensé que hacían falta espacios dirigidos a ellos que les ofrezcan actividades de esparcimiento y que los distraiga”.

Es así como nace Novavida, un centro recreativo dirigido específicamente a personas de la tercera edad, en el que a base de ejercicios, dinámicas y juegos, ejercitan la memoria, lógica y motricidad fina y gruesa.

Belén utilizó sus ahorros acumulados desde los 14 años para poner en pie el centro. “Tuve miedo y mucha ansiedad, los días antes de la apertura no podía ni dormir, porque fue un riesgo que tomé y en el que deposité todo mi esfuerzo, pero no me arrepiento, es todo lo que alguna vez soñé y trabajo haciendo lo que me gusta”.

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Esta joven emprendedora, fanática de los cangrejos al ajillo y el típico arroz con gafas (huevos) y salsa de tomate, nunca imaginó que se dedicaría a los adultos mayores. “Yo siempre trabajé con niños, pensé que me dedicaría a ese grupo, pero pienso que las cosas suceden por algo y estoy convencida que Dios puso esto en mi camino”.

Ella es católica y siempre ha estado muy vinculada con la religión. Desde los 14 años pertenece al Movimiento de Vida Cristiana (MVC), que tiene como una de sus actividades solidarias a Pan Para mi Hermano, que consiste en dar alimento a personas que atraviesan situaciones extremas de pobreza, en el que participa desde los 18 años.

“Con esta experiencia comprendí que lo que más me gustaba hacer era ayudar y que eso era lo que quería hacer en un futuro, siempre poder ayudar a alguna persona, que es lo que siento que hago ahora que consigo hacer feliz y divertir a mis abuelitos del centro”.

Belén trabaja desde los 14 años, y desde entonces empezó con sus ahorros. A esa edad ya era una patinadora artística preparada, por lo que tuvo la oportunidad de dar clases particulares a compañeras menores. Luego, apenas terminó el colegio, abrió un centro de control de tareas para niños en el que estuvo poco tiempo hasta que aperturó Novavida.

Ella se define como una mujer recta, a la que le gustan las cosas como son, es exigente consigo misma y perfeccionista como su padre, Alfredo Bonnard. Él junto a su madre, Sonia Andrade, han sido los pilares de su vida. “Siempre me han apoyado en todo, ayudándome a cumplir con mis metas”. Actualmente esta amante de las comedias románticas, distribuye su tiempo con el centro, Pan para mi hermano y la gimnasia artística.

Asegura que tiene planes para casarse con su enamorado, Marco Hidalgo, con quien tiene mucho en común. Ambos son hogareños, disfrutan ayudando a las personas y pertenecen al MVC. (I)

Dicen de ella “Estoy orgullosa de ver cómo siempre ha demostrado que quiere salir adelante por sus medios, siempre ayudando a las personas”.Clelia Rosales, Abuela