Un tren con cientos de inmigrantes a bordo partió hacia Viena el lunes, tras haber sido retenido durante horas en la frontera entre Austria y Hungría como parte de una ofensiva contra traficantes de personas y un intento de aplicar las frágiles reglas europeas que buscan lidiar con el flujo de refugiados.

Los Ferrocarriles Austriacos hablaron de "aglomeraciones" en el tren y un portavoz policial en Viena dijo que Austria quiere revisar si alguno de los inmigrantes pidió asilo en Hungría. Los que lo hubieran hecho, deberían quedarse en el lado húngaro.

Otro tren procedente de Budapest seguía parado en la frontera.

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Bajo un calor sofocante, los inmigrantes -muchos de los cuales huyen de la violencia en Oriente Medio- esperaban sentados en los atestados pasillos del tren o deambulaban confusos por el andén a la espera de novedades.

Su situación puso en evidencia el reto humanitario y diplomático que enfrenta la Unión Europea, que eliminó los controles fronterizos entre los 26 estados de la "zona Schengen" pero exige a las personas que buscan asilo que presenten su caso en el primer país miembro al que lleguen, en este caso Hungría.

La mayoría de las decenas de miles de inmigrantes que están entrando a Hungría desde los Balcanes durante este verano boreal se dirigen hacia naciones más ricas como Alemania y Austria.

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Las autoridades húngaras permitieron que el último contingente abordara los trenes con dirección al oeste después de que decenas protestaron en la noche del domingo por haber quedado varados en la estación.

El operador de ferrocarriles húngaro MAV dijo que un tren que partió desde Budapest con dirección a Múnich a las 0910 GMT fue retenido en el paso fronterizo de Hegyeshalom, a la espera de la "acción de las autoridades".

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El portavoz de la policía de Viena afirmó que los inmigrantes que entraron a Austria pueden quedarse dos semanas mientras deciden si piden asilo. Los que no lo hagan serán devueltos a su último país de tránsito.

Coordinación europea

La canciller alemana, Angela Merkel, cuyo país espera recibir unos 800.000 inmigrantes este año, la cifra mayor en toda la UE, afirmó que la crisis puede destruir el principio de libertad de movimiento en Europa, incluido en el acuerdo de Schengen.

Las autoridades austriacas retuvieron a cientos de inmigrantes y arrestaron a cinco traficantes de personas en su ofensiva, puesta en marcha tras el descubrimiento la semana pasada de 71 inmigrantes muertos en un camión abandonado.

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En una rueda de prensa el lunes en Viena, la ministra del Interior, Johanna Mikl-Leitner, y uno de sus máximos colaboradores negaron que sus medidas violen el acuerdo de Schengen, aunque se generó una cola de vehículos de 25 kilómetros para entrar en Hungría el lunes.

Konrad Kogler, director general de seguridad pública en el ministerio, dijo que las medidas fueron acordadas con Alemania, Hungría y Eslovaquia. (I)