El arzobispo de Guayaquil, monseñor Antonio Arregui, se desvinculó ayer de la política en respuesta a las críticas del presidente Rafael Correa por sus comentarios sobre el proceso de diálogo empujado por el Gobierno.

Mediante un comunicado dirigido a los feligreses, Arregui afirmó: “Nunca he tratado de favorecer ante ustedes un grupo político o un aspirante a la representación popular”.

En la última sabatina, Correa lo vinculó con el expresidenciable por CREO, Guillermo Lasso, al decir: “Por ahí salió un curita, no hablando como pastor sino como jefe de campaña del candidato del Opus Dei y después se quejan de recibir respuestas políticas”.

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Aseveró que “los curas no tienen derecho a participar en política”, por lo que advirtió que “cada vez que actúen como políticos, pues tendrán que recibir respuestas políticas”.

Anunció que había enviado una carta de protesta a la Nunciatura Apostólica, que representa al Vaticano en el país.

Al respecto, monseñor Arregui comentó que “si alguien estima que he abusado en algo, hace bien en dirigirse a mis superiores inmediatos, que son el papa Francisco y sus colaboradores”.

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Recordó que ante ellos ya había presentado su renuncia hace más de un año.

La semana pasada el religioso opinó que el proceso de diálogo realizado por el Gobierno debía “recuperar credibilidad” y no restringir.

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En respuesta, el secretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera, lo tildó de “insolente recadero de la derecha” y lo llamó a dialogar, por ejemplo, con los homosexuales.

La Conferencia Episcopal defendió a monseñor Arregui y dijo que esperaba una disculpa de parte de Mera, quien el sábado fue respaldado por Correa. (I)

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