La preocupación sume a los comerciantes del mercado Casuarina. Gladys Suquitana, dirigente de los vendedores, señaló que el comercio informal resta concurrencia al centro de abastos con capacidad para 450 expendedores, que tiene casi tres años de construido y que está ubicado en la avenida Casuarina, en el sector conocido como Entrada de la 8, en el noroeste.

Suquitana sostiene que los comerciantes que laboran en la confluida intersección de la Casuarina con la vía Perimetral captan la demanda de víveres. Y agrega que lo mismo ocurre en el ingreso a la cooperativa Balerio Estacio. “Estamos en medio, como un sánduche; de mañana hay feria en la entrada a la Balerio; en la tarde, en la entrada de la 8”, lamenta la mujer.

La misma lectura de la situación tiene Rosa Guebla, vendedora de granos, quien dejó su despensa en el sur de la ciudad por un puesto en el noroeste.

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Con el propósito de alentar la concurrencia al mercado Casuarina, y dentro de un proceso de reordenamiento comercial alrededor del centro de abastos, el Municipio ejecutó un operativo la noche del viernes 21, que derivó en la clausura de 43 negocios, entre ellos 25 que atendían sin permiso de funcionamiento, de acuerdo con Xavier Nárvaez, director municipal de Justicia y Vigilancia.

Narváez señala que una vez obtenido el permiso, los locales cerrados podrán retomar su actividad, que no debe ser afín al del mercado, puntualiza.

Menciona que tras la clausura, el Cabildo permitió la reapertura de almacenes de electrodomésticos, panaderías, peluquerías y otros locales; y que los operativos en torno al centro de abastos continuarán en otros tramos de la Casuarina.

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En la denominada Entrada de la 8, Blanca Palma vende ropa en un local alquilado, el cual fue cerrado por el Municipio aunque ella insistía el miércoles 26 que contaba con los permisos.

Mariana Batioja relata que vendía pescado frito dentro del cerramiento de su casa cuando llegó el operativo. Un sello de clausura quedó en su portal.

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Ese miércoles 26, un grupo de dueños de negocios estaba citado en el Municipio, en donde buscó normalizar su actividad.

En la “entrada a la Balerio” hay locales alquilados para la venta de pollo, carne y embutidos. María, quien evitó decir su apellido, ofrece el primer producto y cuenta que hace tres meses utilizaba un mesón en la vereda, pero que decidió rentar un espacio para no ser retirada por la Policía Metropolitana.

“Si aquí también está malo (el negocio)”, dice en respuesta a la supuesta baja concurrencia de compradores en el mercado Casuarina y señalamiento de que ello se debe a la competencia de vendedores externos.

En la informalidad, Sergio Morán vende a $ 2 pilos de pescado en la vereda. Otro expendedor ofrece zapatillas a $ 1.

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“En todos lados hay pueblo”, justifica Morán respecto a que su labor supone competencia para comerciantes del mercado. “Si es de salir, salgo”, refiere Morán, quien afirma que también tiene un local en el sector, pero que se ubica en la vereda porque allí pasa más gente.

En el mercado Casuarina laboran alrededor de 200 comerciantes, según la dirigente Suquitana, quien sostiene que en su momento el Municipio les prometió supuestamente que no iban a tener competencia externa en la zona, algo que se prevé contrarrestar con los controles recientes. (I)