Gustavo Cabezas es el único policía de la familia. En la institución lleva 28 de sus 47 años, lapso en el que ha colaborado en diversas ciudades, entre ellas, Quito, Quevedo, Machala, Milagro y Guayaquil, donde actualmente se desempeña como jefe del Distrito Sur, que abarca a una población de 342 mil habitantes, según registros del INEC.

Allí organiza los operativos para contrarrestar la delincuencia en sitios de su jurisdicción, como las cooperativas Unión de Bananeros, 7 Lagos, ciudadela La Floresta, barrio Centenario, entre otros.

El coronel, que gusta correr, es el mayor de tres hermanos. Y aunque nació en la capital de la República, sus primeros años los vivió en Quevedo, pues su padre era comerciante de banano y por trabajo se radicó en esa localidad.

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Recuerda que la inquietud de ser policía surgió cuando estaba por graduarse de bachiller en la Unidad Educativa Particular América, de los Hermanos Maristas, donde antes siguió la primaria.

“Nace mi vocación porque donde vivía mi papá había unos vecinos que alquilaban habitaciones, eran oficiales de la Policía que vivían ahí, yo era estudiante de colegio y ellos me daban los prospectos”, rememora el hombre.

Padre de dos niños, de 13 y 3 años, amante de la música electrónica y baladas antiguas, Cabezas recuerda que apenas obtuvo el bachillerato viajó a Quito para formarse en la institución policial. El proceso duró tres años y ya con el grado de subteniente fue designado al Regimiento Nº 1 de esa ciudad.

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Tres años después, reseña, ingresó al Grupo de Operaciones Especiales (GOE). Ahí el entrenamiento fue más riguroso, pues se trata de las fuerzas de reacción inmediata en la prevención de delitos y situaciones consideradas de alto riesgo.

El uniformado, licenciado en Derecho y máster en Seguridad, describe que la preparación en el GOE incluyó ejercicios de incursiones y penetraciones en edificios, artes marciales, tiro práctico, tácticas antiterroristas, andinismo, entre otros.

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Fue cofundador y llegó a ser comandante nacional de esa unidad especializada, en la que estuvo 20 años.

Esa experiencia, resalta, ha sido la más importante de su carrera, pues lideró la captura de entre 15 y 20 antisociales que eran parte de los más buscados del país.

Pero también hubo reveses, dice, como cuando en un área rural de Los Ríos, en un operativo contra abigeos, su equipo se quedó sin municiones.

“Ellos iban en mayor número (...), lo que hicimos fue que cada quien se abrió por su lado y quedamos en encontrarnos en un punto a unos 500 metros”, resume, entre risas, la anécdota de la que salió ileso, pero que le sirvió para mejorar la planificación.

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Ahora está enfocado en terminar su segundo posgrado, el de Administración de Empresas, en la modalidad a distancia en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo.

Su deseo, comenta, es incursionar después en la práctica del surf, un deporte que no ha podido aprender por el tiempo que le demanda el trabajo, en el que no hay hora de salida. (I)

Ser policía significa servir a la sociedad, sacrificar su vida personal por los intereses de la colectividad a la que uno sirve. Esa es la meta y nuestra misión.Gustavo Cabezas, jefe del Distrito Sur