Un proyecto de investigación que apunta al estudio del correcto tratamiento y uso del bambú en construcciones de viviendas e invernaderos de cultivos controlados, se viene desarrollando desde el año pasado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil.

El trabajo, denominado Caracterización del bambú estructural ecuatoriano para su empleo en construcciones civiles, lo ejecuta un grupo conformado por cinco docentes liderados por el director científico arquitecto Rómulo Rodríguez y seis estudiantes pasantes que están por finalizar la carrera.

Tomando como antecedente las propiedades y características antisísmicas del bambú, ahorro de tiempo en la construcción y bajos costos, y la promoción de la producción, se encuentran en la búsqueda de aplicar una metodología constructiva sustentable que involucre de manera integral a las facultades de Arquitectura e Ingeniería Civil, de la Universidad de Guayaquil, y Ciencias para el Desarrollo, de la extensión Vinces, según explica Rodríguez.

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El profesor señala que en nuestro medio se utiliza erróneamente el bambú picándolo a los seis u ocho meses de crecimiento, mucho antes de su tiempo de maduración, cuando lo ideal es usarlo entre los tres y cinco años. “El bambú bien cortado, tratado e inmunizado dura de 40 a 60 años sin inconveniente”, señala el maestro. Añade que lo ideal es cortarlo en la etapa lunar de cuarto menguante, porque es cuando menos agua tiene en su composición, evitando así encontrar más insectos.

Para inmunizarlo utilizan ácido bórico, bórax y sulfato de cobre, sustancias no tóxicas en las que se sumerge el bambú de 4 a 7 días. La especie que se estudia es la Entrocalamus forte, que se produce en buena cantidad en el país en sectores como El Empalme (Guayas), norte de Manabí y Esmeraldas.

La carga de resistencia de un bambú estructural maduro es de 4 quintales por cm² lo que permite construcciones habitables. “No es solo un proyecto académico, es algo que lo queremos aplicar en los proyectos de vivienda”, refiere.

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En cuanto a los análisis del uso, tienen opciones como tipos de ensambles o uniones (en trámite de patentar en el IEPI), análisis de la resistencia según los diferentes esfuerzos mecánicos o experimentos con PVC para cimientos que aíslen las bases del suelo.

El fin, según explica Luis Carmenate, interventor académico, es el de generar una unidad productiva de elaboración de elementos estructurales y antisísmicos de bambú en la U. de Guayaquil.

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“Ya cuando tengan los resultados del proceso investigativo será muy fácil elaborar un proyecto para crear esa unidad de producción, y la DIPA (Dirección de Investigación y Proyectos Académicos) hará la convocatoria para generalizar a la sociedad”, manifiesta Carmenate. El proyecto es gestionado por la DIPA, y el financiamiento para esta fase de investigación es de $ 183 mil dólares. (I)