Entre el viernes y este domingo, 15 personas murieron asesinadas en el estado mexicano de Guerrero, conviertiéndose así en uno de los fines de semana más sangrientos de esa zona, donde en septiembre desaparecieron 43 estudiantes del magisterio y son una constante las pugnas entre grupos de la delincuencia organizada.

Según agentes del ministerio público y federales, la mayoría de los crímenes ocurrieron en el centro turístico de Acapulco, que registra alta presencia de turistas debido al periodo vacacional de verano.

Miguel Ángel Jiménez, líder de un grupo de policías comunitarios y quien participaba activamente el año pasado de la búsqueda de los estudiantes, fue hallado muerto el sábado, con heridas de bala dentro de un taxi que conducía, cerca del poblado de Xaltianguis, en la zona rural de Acapulco, informaron la policía local y familiares.

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Jiménez lideraba actualmente un grupo de búsqueda de cerca de 300 desaparecidos que, se estima, existen en parte de Guerrero, principalmente en los alrededores de la ciudad de Iguala, donde desaparecieron los 43 estudiantes y se han descubierto decenas de fosas clandestinas.

El caso de los estudiantes, supuestamente secuestrados por policías municipales y luego calcinados por una organización del crimen organizado, cimbró a México el año pasado y dejó al descubierto el grado de complicidad de las autoridades con el narcotráfico, también dedicado a secuestros y extorsiones.

Guerrero registró el año pasado 1.514 homicidios y este año lleva 943 asesinatos hasta junio, según cifras del Gobierno federal. Su tasa de homicidios en 2014 fue de 42.7 por cada 100,000 habitantes, frente a la media nacional de 13.08.

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Acapulco es considerada actualmente una de las ciudades más violentas del mundo por organizaciones civiles.