“Hay urbanizaciones que cierran las puertas a la Policía, hemos registrado cerca de 10 urbanizaciones que no permiten el acceso de patrulleros, eso imposibilita el trabajo”, afirma el jefe (e) del distrito Samborondón, Carlos González, en su oficina en el recinto Boca de Caña, a 20 minutos de La Puntilla. Desde ahí se maneja la seguridad del cantón.

Además, González agrega que la falta de medidas de seguridad de los residentes aumenta la problemática en La Puntilla, pues son pocos los que aceptan el servicio policial de encargos de domicilio. “En la parte de afuera de sus casas dejan bicicletas de 2.000, 3.000 dólares”, dice y explica que en cada uno de los tres subcircuitos de La Puntilla hay diez policías, una patrulla y dos motos, en tres turnos. Para los tres subcircuitos, funciona como base policial el Puesto de Auxilio Inmediato (PAI), construido por el Cabildo frente al ECU-911.

“He pedido que se incremente el patrullaje y que se haga labores de inteligencia, porque parece que son robos ya planificados”, dice el alcalde José Yúnez, y critica que hace un año, en la ciudad, “había mujeres patrullando en bicicleta; han desaparecido, las bicicletas están arrumadas”. (I)