Molestos por el cierre temporal de un supermercado estatal en el oeste de Venezuela, una turba dejó a empleados del local con moretones en el cuerpo y arañazos en el rostro mientras intentaba saquear el local.

Algunos de los agresores, que iban en busca de bienes de primera necesidad que hoy escasean en el país, retuvieron a clientes del 'Abasto Bicentenario' de la ciudad de San Cristóbal, pero fueron apresados rápidamente por la policía y miembros de la Guardia Nacional.

El incidente del último domingo es el más reciente de una serie de saqueos e intentos de robo que están aumentando en Venezuela, en medio de un agravamiento de la falta de productos básicos que crea un fértil caldo de cultivo para las protestas contra el Gobierno socialista de Nicolás Maduro.

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Para las autoridades, estos actos de violencia son orquestados por la oposición, a quien también acusa de acaparar productos para generar una sensación de escasez.

Edward Pérez, gerente del supermercado estatal que vende a precios regulados, contó que el cierre se produjo al mediodía, antes del horario habitual, por mantenimientos programados en todos los locales del país.

"Cuando íbamos a cerrar, sorpresivamente un grupo de 20 personas empezaron a aupar a la gente a protestar y a gritar improperios contra el Gobierno y los trabajadores", dijo Pérez.

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56 saqueos en este 2015

En el primer semestre del año se produjeron 56 saqueos y 76 intentos de saqueo en todo el país, según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), una ONG que monitoriza las protestas en la nación petrolera.

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Según la organización, que no ofreció cifras comparativas de años previos, casi seis veces a la semana se producen saqueos o amagos de saqueos en Venezuela, que computan hemerográficamente y con colaboradores en todo el país.

A veces, periódicos o usuarios de redes sociales confunden el caos que se desata en los supermercados ante la llegada de un producto escaso, con saqueos.

"El OVCS ve con mucha preocupación el aumento de actos vandálicos (...) resultado de la escasez, el desabastecimiento y la impunidad", dijo la entidad en un informe donde contabilizó, al menos, 2.836 protestas en los primeros seis meses del año, un promedio de 16 protestas diarias en todo el país.

Maduro acusa a la 'ultraderecha'

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Un día antes del conato de saqueo en San Cristóbal, un tropel intentó desvalijar un supermercado estatal en la ciudad sureña de San Félix -donde el viernes asesinaron a una persona tras una serie de robos-, pero un contingente antimotines de la Guardia Nacional lo impidió.

"No cabe duda que detrás está la ultraderecha y sectores de la oposición que pretenden seguir con su agenda violenta y de guerra económica", dijo Pérez, el gerente del "Bicentenario" en San Cristóbal, haciendo eco de declaraciones de Maduro.

Para la oposición, sin embargo, los saqueos son urdidos por "ciudadanos desesperados por el hambre y la escasez" producto de la "destrucción de la economía perpetrada por el Gobierno", según dijo la coalición de partidos opositores, MUD.

La reducción en los niveles de inventarios ha obligado a muchas empresas de alimentos y bebidas a cercenar -y hasta paralizar- su producción.

El Banco Central no da cifras de escasez desde hace más de un año, pero según una reciente encuesta de la firma Datanálisis el 83 por ciento de los encuestados cree que la situación de abastecimiento es mala y, la mayoría, culpa de ello a Maduro.

 Testimonios de venezolanos en la fila

A pesar de ello y de atravesar una recesión económica con la inflación más alta de América, pocos creen que se vuelvan a repetir protestas como las protagonizadas por opositores a principios del  2014, con el trágico saldo de 43 muertos.

"Por ahora, sin embargo, el potencial para una explosión social y una crisis más aguda parece estar contenido", dijo la firma Eurasia agregando que tras las elecciones parlamentarias de fin de año, la crisis podría agravarse.

El último viernes de julio, Josefa Bracho, una profesora de 70 años, fue acuchillada en la fila de un supermercado.

Mientras esperaba para entrar a un abasto en una zona de clase media de la ciudad central de Barquisimeto, una revendedora le hizo un tajo de unos 15 centímetros en el muslo derecho tras reclamarle por adelantarse en la enorme fila.

"Teníamos como cuatro horas haciendo cola y llegaron tres mujeres y se pusieron por delante. Entonces les dije '¿Qué les pasa? ¿Por qué se vienen a meter?'", relató Bracho vía telefónica. "Al rato, ella pasó y me cortó la pierna con un bisturí. Sentí como un ardor".

"Menos mal que no me lo pasó por el cuello", agregó Bracho precisando que, desde ese día, renunció a hacer filas. "Hacer cola es poner mi vida en peligro".  (I)