“Desde muy chico, cuando yo empecé, no me he hecho, lo mío viene de un don divino (...), lo mío es innato, lo mío es propio de mí, lo mío es una profesión que la he tomado con mucha disciplina”, sostiene Federico Gonzenbach.

Así describe el pintor guayaquileño, de 60 años, su don artístico, que descubrió en el barrio Las Peñas, donde vivió gran parte de su vida, y que se refleja en los 20.000 cuadros que ha pintado a lo largo de su carrera.

Gonzenbach, quien recibió una condecoración Al Mérito Cultural por parte del Municipio, se confiesa enamorado de Guayaquil, de sus rincones y sus personajes.

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Sus trazos y pinceladas plasman el interior de su alma, dice. Las Peñas, el barrio que lo vio nacer, es el lugar que motivó su amor por el arte, donde aprendió, añade, a obtener la paz, amor y seguridad verdadera para desarrollarse.

Los trabajos que realiza, admite, se identifican con la identidad guayaquileña. A sus 15 años, cuando pintaba con tinta china, se sentaba en las veredas a retratar casas vetustas para captar el movimiento de su gente.

“Guayaquil significa una muchacha sin zapatos y una matrona al mismo tiempo; Guayaquil significa antigüedad, modernidad, significa el haber descubierto la parte de la identidad (...). Para pintar a Guayaquil no tienes que ser cerebral, sino emotivo”.

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Su trayectoria artística la ha dividido en cinco etapas: Contrastes, Colores, Creaciones, Acercamiento y Colores del alma. Cada una, con una temática y técnica diferente. La siguiente, expresa, la denominará Energía lumínica.

“Mi carrera la he dividido en etapas porque yo creo que el hombre si no cambia, muere, una de las dos cosas, el hombre está en constante cambio y eso es estimulante para el pintor”, añade.

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En su más reciente muestra, de las 350 exposiciones que ha montado a nivel nacional e internacional, asegura haber pintado el alma de Guayaquil. “Quise plasmar personajes ilustres de la ciudad de Guayaquil, las casas donde vivieron expresidentes, industriales, hacendados, escritores y también refugios de artistas”, menciona.

Gonzenbach ha recibido 22 distinciones, entre ellas su primera medalla de oro, en 1978, en el concurso de afiches que organizó la Cruz Roja del Guayas. (I)

Guayaquil tiene alma de mi sangre; Guayaquil para mí ha significado la alegría de vivir, significa para mí una parte importante que es mis raíces nativas.Federico Gonzenbach, pintor