“Las bienaventuranzas son una propuesta, un plan de vida para alcanzar la felicidad que anhelamos (...)”. Lo dijo monseñor Víctor Corral, obispo emérito de Riobamba y responsable de la Pastoral Juvenil del Ecuador, en la IV Jornada Nacional de la Juventud, que se inauguró el pasado viernes y cuya clausura estaba prevista ayer con una celebración eucarística masiva.

El estadio Jocay de Manta fue el sitio de concentración de unos 12 mil participantes que desde el viernes se instalaron en la ciudad manabita, provenientes de diferentes puntos del país.

Ese día, con la música del grupo Roladeus y la animación del padre Andrés Drouet, coordinador de la Pastoral Juvenil en Manabí, los jóvenes cantaron, bailaron y alabaron a Dios. Los acompañaron obispos, religiosos y padres de familia.

Publicidad

Un video mostró la preparación de la jornada y el grupo de Danza Prema presentó la obra De Jama Coaque a Manteño. Se escuchó el himno de la cita, Jóvenes bienaventurados, en la voz de su autor, Pedro Orellana, de la arquidiócesis de Cuenca. También hubo oración, guiada y meditada por los monseñores Skiper Yánez y Giovanny Pazmiño, obispos de Guaranda y Ambato. Y las actuaciones de otros colectivos: Alas de Colibrí, de Chone, y Alma Danzari, de Sucúa, Morona Santiago.

Mons. Lorenzo Voltolini, obispo anfitrión, dijo que los jóvenes llegaron por Cristo y en Cristo. La adolescente Gema Bailón los invitó a ponerse la camiseta de Jesús. Y el prefecto de Manabí, Mariano Zambrano, dijo que la provincia es tierra de oportunidades para la juventud. (I)