Del 11 al 24 de julio se llevó a cabo la Escuela Internacional de Verano, coorganizada por la Universidad de Lovaina (Bélgica), la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil, el CENEDET y cofinanciada por el VLIR-UOS (Cooperación Flamenca para el Desarrollo) en donde intercambiaron conocimientos de diseño urbano y planificación ambiental con 52 profesionales en las ramas de Arquitectura y Urbanismo de diferentes nacionalidades. El tema central fue ‘Diseñando la Inclusión: coproduciendo urbanismo ecológico para una transformación inclusiva de la ciudad de Guayaquil’.

Como parte de las actividades los participantes realizaron trabajos de campo en cuatro de los once sectores del proyecto Guayaquil Ecológico, que lleva a cabo el Gobierno desde 2010 para la recuperación integral del estero Salado y que incluye la reubicación de aproximadamente 8.000 familias.

Divididos en cuatro grupos de 10 a 15 integrantes cada uno, los participantes acudieron, durante dos semanas, a los tramos 6 (Trinitaria), tramo 8 (suburbio-Cristo del Consuelo) y tramo 10 (suburbio- Estero Salado), separado en dos partes: A y B. Además recorrieron los sectores donde están los programas de vivienda social Mucho Lote 1, Mucho Lote 2, Ciudad Victoria, Socio Vivienda 1 y Socio Vivienda 2, en estos últimos están siendo reubicados los desalojados de las riberas del estero.

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El 24 de julio, último día del cronograma, los participantes presentaron oficialmente sus propuestas para los cuatro tramos estudiados en el auditorio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Cada una de ellas tuvo una duración de hora y media por grupo.

Justine Velásquez, representante del grupo tramo 8, donde la mayoría de viviendas son de caña y madera, explicó que el nuevo diseño urbanístico para el sector consistió en el desarrollo de estrategias sociales, económicas y ecológicas.

“Los habitantes fueron muy claros en quedarse en sus tierras (...)nosotros creamos dos ejes de trabajo: el eje ambiental del estero y el ambiental vial y las conexiones que tienen estos con las viviendas, ya sea para que se reubiquen a las personas en la misma área o los levanten y se genere espacio público”, expresó la estudiante de arquitectura de la Universidad del Valle, Cali-Colombia.

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Su compañera, la mexicana Ana Martínez, explicó la división de tres etapas de esta propuesta, la primera incluía el aprovechamiento de los terrenos que comparten familiares en un mismo solar para lograr una vivienda de mejores proporciones.

“Otra opción es construir las casas sobre pilotes para crear conexión con el estero, dejando libre la parte de abajo para que sirvan como espacios públicos”, dijo.

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Asimismo incluye la replantación de mangle y como alternativa utilizar contenedores marítimos de hierro para las estructuras, tras acondicionarlos adecuadamente.

“Actualmente hay muchas casas en mal estado, pero habría que considerar las cosas buenas que se tienen y cómo se pueden trabajar sobre estas en lugar de decir ‘esto está mal hecho, váyanse’”, dijo Ana.

Mientras que el ecuatoriano Javier Mendoza Delgado, ingeniero en Gestión Ambiental, manifestó que en el tramo 6 se trabajó por etapas a diferencia del tramo anterior. “También nos enfocamos en el ecosistema, la recuperación del manglar, los puntos de conectividad móvil (transporte) al momento de diseñar una alternativa, pero más nos enfocamos en las viviendas, diseñamos casas con posibilidades de expansión a futuro”, dijo.

Guadalupe Morales, integrante de este grupo, expuso que en los tres aspectos que contempló su proyecto, destaca la preocupación de los moradores ante los desalojos que ya se han dado esa zona. “Nuestra idea es utilizar los lotes vacíos que hay en el sector para proporcionar viviendas, quisimos repotenciar lo que ya hemos visto”, mencionó.

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En el tramo 10 A, según Carlos Andrés Suárez Jaramillo, abogado urbanista, se buscó reconciliar el estero con la sociedad. “Con mi grupo de trabajo propusimos construir un bloque que ayude a integrar un parque dentro del estero y se así se convierta en una contención de seguridad para posibles inundaciones”, dijo el también director del Centro de Conciliación y Arbitraje de la Lonja de Propiedad Raíz de Bogotá.

“Esta es una comunidad que ya sufrió desalojos, están muy organizados para resistir los desalojos, por otro lado, es una zona de riesgo, la marea sube a un punto que inunda mucha de las casas”, fue lo que percibió el venezolano Diego Luna.

Ellos identificaron una cantidad de lotes vacíos ubicados fuera de la zona en conflicto, donde creen se podría gestionar un proyecto inmobiliario comunitario. “Proponemos una alternativa para que ellos puedan ser reubicados en sitio, es muy importante que ellos se queden en esa comunidad, porque si tu rompes sus lazos sociales rompes su capital social”, explicó Diego.

“Las propuestas están entre buenas y malas, los vecinos no quieren ser reubicados, habría que ver, si el Gobierno toma la propuesta”, comentó María Erazo, habitante de este sector desde hace 30 años y que asistió a la exposición final.

La reestructuración del borde es otro aspecto que analizó este grupo. “El proyecto Guayaquil Ecológico va a venir, queremos mostrar cómo ese proyecto realmente debe ser enfocado, no solo en el embellecimiento del borde”, agregó. Como ejemplo menciona el de un pescador que vive de su oficio en el agua.

“Con la llegada del parque lineal se le limita su labor, con una pequeña rampa y muelle él ya tendría una base para continuar con su actividad y ampliarla con más facilidades quizá para brindar servicios de paseos turísticos en botes, comida típica”, describe el participante.

Y finalmente en el tramo 10 B según Daniel Ferrer, economista alemán y máster en Urbanismo, le costó a su grupo encontrar una propuesta coherente para el sector, pero al final propusieron tres iniciativas. “Uno de los puntos trata sobre la reubicación de los moradores dentro del área, otro consiste en reparar el sistema de las calles con espacios verdes para que el sector resista posibles inundaciones y el último fue usar el sedimento del río para ampliar la tierra y de esta manera encontrar espacios para construir nuevas casas”, enumeró Daniel.

En el sedimento se pueden sembrar humedales que retienen el agua que entra o sale del estero, según explica Arturo Cadena. “Se pueden aprovechar las calles que son muy anchas para que crezcan las casas y recuperar los portales creando corredores techados en las frenteras”, explica.

Las propuestas se encuentran expuestas al público en el auditorio de la Facultad de Arquitectura. (I)

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De los once tramos incluidos en el proyecto Guayaquil ecológico fueron analizados porlos profesionales.

La propuesta está un poco interesante, pero nuestra lucha es por quedarnos, imagínese yo vivo ahí hace 40 años. Por el puente 5 de Junio y por Portete no desalojaron, por qué aquí sí”.Miguel León Morador tramo 10B