‘Mi función es trazar la ruta para dar seguridad vial a mandatarios’

José Paredes Desiderio conducía una moto 650 Honda y daba tránsito en la zona urbana de Guayaquil cuando en 1992 lo promovieron al servicio de la escolta presidencial, donde empezó a manejar una Harley Davidson de 1.200cc de cilindraje.

“Gracias a la capacitación de mis superiores pude hacer un manual de procedimientos de vehículos de dos ruedas y de caravanas”, dice Paredes, de 49 años, con estudios de comunicación social y diplomados en dirección de empresas, conflictos internacionales y mediación. Su función consiste en trazar la ruta para dar seguridad vial a las principales autoridades del país y del extranjero: “Con el expresidente de los Estados Unidos, George Bush, tuve una experiencia: escoltándole se me bajó un neumático en el cerro Santa Ana (...), me quedé a un costado de la caravana”, cuenta como anécdota.

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Trazar la ruta es lo más difícil, dice. “(Alberto) Dahik (exvicepresidente) decía voy a tal parte, pero no cumplía la agenda, entonces uno sobre la marcha tenía que trazar la ruta más rápida y llevarlo, uno tenía que serenarse”, comenta.

Con el actual mandatario, José Paredes ha cumplido más tiempo de servicio como escolta. Con él ha tenido las jornadas más extenuantes: “Cuando el señor Presidente recién comenzó las campañas, se quedaba hasta las dos o tres de la mañana y nos decía que (volvamos) a las seis; nosotros teníamos que estar dos horas antes, imagínese teníamos que dormir dos horas, dos horas y media. Y a veces teníamos que quedarnos en el vehículo, en la oficina, en la terminal durmiendo”, cuenta Paredes, quien ya dejó atrás la motocicleta y ahora maneja un patrullero, donde corrige las rutas y desvíos.

Su familia, recalca, se ha acostumbrado a su trabajo sin horarios. “A veces salgo en la madrugada, llego en la madrugada, duermo una hora, dos horas y nuevamente salgo”, explica.

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Orgulloso del trabajo que realiza, y que continuará desempeñando, pese al retiro del cuerpo de vigilancia de la Comisión de Tránsito del Ecuador de las calles porteñas, José Paredes dice sentir también nostalgia: “Veo que la ciudadanía guayaquileña, siendo una institución guayaquileña, no ha dicho nada. Ciertas cosas tienen razón, el personal tuvo falencias, pero pienso yo que (se debía) corregir esas falencias, repotenciar la institución, sacarle provecho a ese material humano, logístico (...)”. Sin embargo, expresa, “nos cogen y nos ponen a un lado; bueno, quién sabe por qué lo habrán hecho”. (I)

Dependemos del Servicio de Protección Presidencial. Tenemos un convenio que indica que la CTE le brindará, con su contingente, seguridad a los primeros dignatarios del país.José Paredes, Jefe Escolta CTE

‘Me gustó parte operativa, toda mi vida he estado en las calles’

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En 1981, en las calles Eloy Alfaro y Manabí, frente al Mercado Sur, dio tránsito por primera vez Luis Lalama Alvarado, hoy, a sus 55 años, jefe del Cuerpo de Vigilancia de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE).

“Esa fue la primera calle donde yo laboré, una experiencia que recién la comenzaba a vivir. Al principio un poco de nervios, estar parado en una esquina en medio de una intersección, deteniendo vehículos solamente con mi presencia y la mano alzada”, cuenta el coronel Lalama, cabeza principal del cuerpo uniformado de la CTE, que comprende a unos 5 mil vigilantes en el país.

Llegó a la Comisión por la motivación de su madre y un familiar. “Le comencé a sentir el gusto cuando vi que la institución era netamente de servicio y eso lo palpé cuando estaba en las calles, colaborando con la ciudadanía, los peatones, los conductores. Mantengo el lema de que el servidor público es para servir, no para servirse”.

Su misión quedó marcada después del primer incidente que le tocó atender. “Me habían mandado de refuerzo a la costa, a Progreso, andaba patrullando y una persona me dijo que había un accidente en una colina.., pero cuál fue mi sorpresa que encuentro personas tiradas en el pavimento, fallecidos, yo nunca había visto eso, fue impactante; créame que no supe qué hacer, me quedé impresionado al ver un cuadro de esa naturaleza”, recuerda el coronel.

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Ahí supo que su función primordial sería reducir los índices de accidentes de tránsito en la provincia, función que desde el 1 de agosto continuará en las carreteras, donde se trasladará en persona y con el cuerpo de vigilancia bajo su mando.

Esposo y padre de cuatro hijos, al coronel Luis Lalama le ha tocado dejar a su familia en días festivos para salir a resolver problemas urgentes.

En su hogar también educa en vialidad y seguridad. “A mis hijas les digo, ustedes tienen compañeros, háblenles para que eviten accidentes de tránsito. La mayor maneja, yo he sido el profesor de ella, siempre le he corregido y hasta aquí nunca ha tenido accidentes de tránsito”, se enorgullece.

Ha sido jefe del área de asuntos internos, pero prefiere las vías. “Siempre me gustó la parte operativa, toda mi vida he estado en las calles”, dice y agrega que así lo hará en las carreteras. (I)

Me costó terminar con trabajos que se hicieron costumbre; como comandante hice que todos los operativos sean técnicos, había mucha improvisación, eso no lo veía bien.Luis Lalama, comandante CTE