El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó hoy a Kenia, la tierra donde nació su padre, para una visita de tres días, rodeado de fuertes medidas de seguridad.

El Air Force One, el avión presidencial, aterrizó en torno a las 20.00, hora local (17.00 GMT), en el aeropuerto internacional Jomo Kenyatta de Nairobi, que permaneció cerrado al tráfico aéreo desde horas antes.

Obama fue recibido por una extensa comitiva encabezada por su homólogo keniano, Uhuru Kenyatta.

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Mañana sábado, el presidente estadounidense participará en la Cumbre Mundial de Emprendedores (GES), organizada de forma conjunta por EEUU y Kenia, y después rendirá tributo a las víctimas y sobrevivientes de los atentados de 1998 contra las embajadas estadounidenses en Nairobi y Dar es Salaam (Tanzania), donde murieron 229 personas.

También se reunirá con Kenyatta, quien le ofrecerá una cena de Estado, según informó la Casa Blanca.

Kenia cerró hoy su espacio aéreo y blindó su capital con grandes medidas de seguridad para garantizar la seguridad del primer mandatario estadounidense en activo que visita este país africano.

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Amplias medidas de seguridad

Las principales arterias de la capital, e incluso barrios enteros, han quedado completamente cortados al tráfico y al paso de peatones a las 14.00 hora local. Y así se mantendrán hasta que el presidente estadounidense abandone el país, el próximo domingo por la tarde.

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Ese día se aplicarán las mismas medidas para la maniobra de despegue que le alejará de la tierra donde nació su padre y le llevará a Etiopía, país que también visita por primera vez un presidente estadounidense en activo.

Durante todo este fin de semana, Kenia mantendrá una prohibición de volar por debajo de los 20.000 pies en su espacio aéreo.

Pero la mayor pesadilla de turistas y viajeros no serán los probables retrasos en los vuelos, sino el corte de las principales vías de acceso y lugares por los que discurrirá la caravana presidencial en la ciudad, que ha paralizado por esta razón gran parte de su actividad.

Nairobi, acostumbrada al trasiego de "matatus" (furgonetas para viajeros que hacen las veces de transporte público) y de ríos de peatones desafiando al tráfico, amaneció hoy con un ritmo más calmado y propio de un domingo, y poco a poco se paró del todo.

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Malestar y regocijo

Calles desiertas, oficinas cerradas y comercios callejeros vacíos recibieron esta mañana a los pocos que lograron llegar a trabajar al centro de la ciudad.

La española Larisa Morenilla, empleada en una famosa cadena de ópticas de la capital, explicó a Efe que la visita está siendo perjudicial para la mayoría de comercios y trabajadores.

"Muchos quieren que Obama se marche pronto porque está arruinando sus negocios", aseguró.

Aunque el portavoz del Gobierno keniano, Manoah Esipisu, avisó ayer de que la jornada de hoy no era "una festividad pública", lo cierto es que la mayoría de oficinas y establecimientos han tenido que cerrar por las dificultades para desplazarse.

"No he podido ir a trabajar por culpa de la visita de Obama, así que hoy no voy a ganar dinero", se lamentaba el mecánico Aloo Joaz, que trabaja en una zona industrial de Nairobi a la que hoy era imposible llegar.

Lejos de quejarse, otros kenianos entienden que el presidente norteamericano, venerado en el país donde nació su padre, merece todas las medidas de seguridad adoptadas para protegerlo.

"Estoy feliz porque Obama vuelva a casa", comentó a Efe un conductor de matatu, que ha colgado una bandera estadounidense del techo del vehículo, al igual que numerosos autobuses y furgonetas que se mueven por los barrios periféricos. (I)