Un violento choque entre centenares de mineros y policías se registró este miércoles en La Paz, dejando un saldo de un herido y decenas de detenidos. Además, el vicepresidente boliviano Álvaro García Linera denunció ataques con dinamita en las afueras del Ministerio de Gobierno.

Estas acciones se dieron luego de que fracasara un nuevo intento de diálogo entre ministros y los líderes de la protesta de Potosí, que cumplió 17 días por varias demandas de desarrollo regional. El ataque al ministerio fue atribuido por García a militantes del Comité Cívico Potosinista (Comcipo), que llevan 14 días en paro y a quienes acusó de buscar generar conflicto y enfrentamiento.

Los mineros usaron dinamita para enfrentarse a los agentes, que arremetieron intensamente con gases lacrimógenos, provocando caos en las avenidas y calles alrededor del Ministerio de Gobierno, donde se buscaba instalar una mesa de negociación.

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Al comenzar el enfrentamiento, los ministros lograron salir del Ministerio, pero un funcionario resultó herido en el rostro por los vidrios que estallaron debido a las pedradas. Los manifestantes, que desde horas antes se encontraban en los alrededores del ministerio, dinamitaron una de sus puertas, ocuparon su patio y destrozaron a pedradas sus ventanas.

LA PAZ. Integrantes del Comité Cívico de Potosí, en la protesta. Foto: EFE

También fueron dinamitados dos vehículos oficiales y se registraron incendios en la Embajada de Alemania en La Paz, en un hostal de propiedad de la Policía y en una jardinera de la ciudad, pero fueron controlados por los bomberos.

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La policía detuvo al menos a 40 personas acusadas de haber participado en las manifestaciones y causar los destrozos en instalaciones públicas y privadas.

Los obreros reaccionaron violentamente tras conocer que su dirigente, el presidente del Comité Cívico Potosinista (Comcipo), Jhonny Llally, abandonó la cita con los ministros al no haberse podido instalar una negociación para discutir las demandas.

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Potosí está paralizada y aislada del país desde el pasado 6 de julio, a causa de una huelga y bloqueos de carreteras. Con la protesta, los líderes potosinos exigen al Gobierno la construcción de una planta hidroeléctrica, tres hospitales, más carreteras, fábricas de vidrio y cemento, un aeropuerto internacional y, entre otras demandas, acciones efectivas para preservar el Cerro Rico, deteriorado por la explotación minera.