Actualizada a las 09:55

Tras la descripción que tres reos hicieron sobre de la desesperación y penas que pasan dentro de la cárcel de Palmasola, la más grande y violenta de Bolivia, el papa Francisco, que este viernes visitó el penal, dijo que "Reclusión no es lo mismo que exclusión".

Allí se encuentran recluidos hombres, mujeres y menores, con sus familias, en una especie de "ciudad prisión", construida para 800 reos, pero alberga a más de 4.000. Uno de los internos dijo que testificó el asesinato de otro prisionero. Otro describió su sorpresa al ver a tanta gente dormir en el piso como animales.

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El papa comenzó su discurso en la cárcel, autogestionada por los reclusos y una de las más violentas del país, diciendo que "no podía dejar Bolivia sin venir a verles".

"Son muchos los elementos que juegan en su contra en este lugar, lo sé bien: el hacinamiento, la lentitud de la justicia, la falta de terapias ocupacionales y de políticas de rehabilitación, la violencia", dijo Francisco, el primer Papa del hemisferio Sur, ante el aplauso de miles que lo recibieron con globos blancos y amarillos, los colores del Vaticano.

"Es necesaria una rápida y eficaz alianza interinstitucional para encontrar respuestas. Sin embargo, mientras se lucha por eso, no podemos dar todo por perdido", agregó en un encuentro privado donde el fuerte viento le arrebató el solideo.

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También tuvo una palabra de aliento al personal del centro que cumplen "un servicio público fundamental" y tienen una importante tarea en el proceso de reinserción. "Tarea de levantar y no rebajar; de dignificar y no humillar; de animar y no afligir. Proceso que pide dejar una lógica de buenos y malos para pasar a una lógica centrada en ayudar a la persona", indicó.

Esta actitud, agregó el pontífice argentino, "generará mejores condiciones para todos. Ya que un proceso así vivido nos dignifica, anima y levanta a todos".

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Del dolor de Cristo

Francisco escuchó con atención los testimonios de algunos de los detenidos y aseguró "cómo el dolor no es capaz de apagar la esperanza en lo más profundo del corazón, y que la vida sigue brotando con fuerza en circunstancias adversas".

Les habló de Pedro y Pablo, "discípulos de Jesús que también estuvieron presos y también fueron privados de libertad". Y les animó a rezar como hicieron estos discípulos cuando estaban encarcelados, pues les sostuvo y les ayudó y nos les "dejó caer en la desesperación, en la oscuridad que puede brotar del sin sentido".

Les animó a que en los momentos en los que se sientan " tristes, mal, bajoneados" miren "el rostro de Jesús crucificado", porque " en su mirada, todos podemos encontrar espacio. Todos podemos poner junto a él nuestras heridas, nuestros dolores, así como también nuestros pecados".

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"Charlen, con los curas que vienen, charlen...", les recomendó.

Recibimiento

El pontífice llegó hoy a la cárcel de Palmasola, la más grande y violenta de Bolivia, donde escuchó testimonios de los internos que lo esperaban acompañados de sus hijos en la última jornada por esta nación andina. Los reos pidieron a Francisco interceder ante las autoridades.

Cientos de presos, sus esposas, esposos e hijos le dieron la bienvenida al pontífice, quien besó a los niños y se tomó el tiempo para saludar a la mayor cantidad de reos y familiares en el patio de un pabellón abierto del penal de la localidad de Santa Cruz.

Algunos de los niños portaban globos amarillos y varios adultos levantaron cada uno grandes letras, también amarillas, para formar el mensaje "Bienvenido papa Francisco a Palmasola".

Poco a poco comenzaron a pasar algunos presos para decir algunas palabras. "También somos seres humanos", dijo uno de ellos al papa, quien escuchaba sentado y tenía previsto dar después también un mensaje de aliento a los reos.

En agosto de 2013 murieron 36 presos y un niño de dos años en una pelea entre reos en la cárcel de Palmasola. El lugar fue pensado para albergar 800 reos, pero actualmente tiene una población de más de 4.000.

Actividad pastoral en Bolivia

La reunión con los reos de la cárcel de Palmasola en esta ciudad del oriente boliviano será la penúltima actividad del pontífice. Después se reunirá con los obispos de la Conferencia Episcopal antes de emprender viaje a Paraguay, última parada de su gira pastoral por tres países sudamericanos que comenzó el pasado domingo en Ecuador.

El miércoles celebró una multitudinaria misa en las calles del centro de la ciudad y sostuvo un emotivo encuentro con líderes indígenas y de movimientos populares del mundo ante los que pidió perdón por los abusos de la Iglesia Católica en la colonización de América.

Sus palabras fueron elogiadas y ovacionadas por casi dos millares de líderes de movimientos sociales, entre ellos el presidente Evo Morales, primer indígena que gobierna Bolivia. (I)