Sus rostros brillaban de emoción. Contaban los minutos para ser partícipes de la misa oficiada por el papa Francisco, ayer, en el parque Bicentenario, en Quito. Era un grupo de trece peruanas, que llegaron el pasado lunes a la capital con la ilusión de estar en el evento religioso.

“Es el primer país de América al que llega el papa y como practicantes del catolicismo teníamos que venir”, reflexionaba Blanca Chapoñán, integrante de la Santísima Cruz de Motupe.

Lucían radiantes como si se hubiesen alojado en un hotel confortable. Mas, recién en las primeras horas de ayer la ropa que tenían puesta se había secado, luego de que se empaparan por el aguacero que cayó en la víspera, en el Bicentenario, donde acamparon. Para ellas, era una situación minúscula.

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María Rodríguez, de la parroquia Nuestra Señora de La Victoria, y Diana Tapa, de Jóvenes sin Fronteras del Callao, junto a Chapoñán fueron las más entusiastas del grupo.

La peregrinación inició la noche del anterior sábado en Lima. Llegaron a Tumbes y luego a Huaquilllas. Recorrieron la serranía ecuatoriana hasta arribar a Quito.

Como las visitantes peruanas, Quito recibió a feligreses de Colombia, Argentina, Paraguay, Venezuela, Brasil, Honduras y del Libano. (I)