Los fieles que llegaron a Guayaquil por la visita del papa Francisco y que buscaron hospedaje tomaron en cuenta opciones más económicas y cercanas a los sitios que el sumo pontífice visitó ayer.

Lugares de hospedaje del norte, cerca del aeropuerto y la terminal terrestre, y con valores por noche de $ 25 a $ 35, fueron los más demandados.

Por ejemplo, las 11 habitaciones del hostal Murali, en La Garzota 2, estaban ocupadas, en gran parte por turistas extranjeros que llegaron para asistir a la misa campal. La encargada de recepción indicó que 10 viajeros llegaron desde Puerto Rico, el sábado.

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En el hotel Holiday Inn, en la av. de las Américas junto al aeropuerto, la ocupación alcanzó el 95% de sus 122 plazas.

María Rosa Wright, gerenta de ventas y mercadeo, señaló que el 45% de esa ocupación correspondió a personas que llegaron por el papa Francisco, la mayoría de Loja y Azuay.

Por su parte, Connie Raak, administradora del North Star-Hostal, en la av. Isidro Ayora, señaló que 5 de sus 8 habitaciones fueron ocupadas por turistas de provincias que llegaron desde el sábado para ir a Samanes.

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Al respecto, Louis Hanna, titular del Comité Nacional de Skal, organización mundial profesional de dirigentes del turismo, explicó que la búsqueda de precios módicos se debe a que se trata de un turismo religioso sin muchos recursos.

Agregó que por este motivo la demanda en hoteles de mayor costo, de entre $ 85 y $ 120 el día, no fue la esperada.

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Por ejemplo, Verónica Yagual, gerenta de mercadeo del hotel Sheraton, señaló que se proyectó una ocupación del 100%, pero alcanzó el 67%, de los cuales el 30% llegó por la visita del papa Francisco.

En hoteles del centro la demanda fue menor. En el hotel Continental el 60% de sus 91 habitaciones estaba ocupado, en su mayoría por turistas que de Perú y Colombia y de provincias como Los Ríos y Azuay llegaron a ver al papa, informó Pamela Tavra, vocera del hotel, quien señaló que se esperaba una mayor demanda.

El Hampton Inn, en el centro, tampoco cumplió con sus proyecciones según su vocera, Lorraine Akel. “La ocupación ha sido baja, teníamos previsto que sería más alta”, señaló Akel, quien agregó que estuvo por debajo del 50%. (I)