La ansiedad se apoderó de decenas de familias y grupos parroquiales que se agolparon desde la mañana de ayer en las puertas de acceso al Parque Samanes, casi 24 horas antes de la misa campal que oficiará hoy el papa Francisco, a las 11:45. Esperaron horas hasta ingresar a los bloques, a las 17:00.

Desde temprano, incluso desde la noche del sábado empezaron a llegar los feligreses, algunos se ubicaban en el parterre central de la avenida Paseo del Parque, bajo la sombra de los árboles, mientras otros esperaron la oportunidad para entrar.

En el exterior del bloque C, frente al templete, estaban cientos, entre ellos los integrantes de la familia Mena Robles, quienes sentados en sillas armables y bajo paraguas se cubrían del sol.

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“Al que madruga Dios lo ayuda y aquí estamos, alegres de recibir la bendición del vicario de Cristo. Queremos escuchar su mensaje y luego transmitirlo”, expresó Annabel Robles, quien junto a su hijo, Kevin Mena, prima, sobrino y cuñado llevaron las provisiones necesarias, como agua, alimentos y hasta un colchón para pernoctar.

A las 09:50 llegará el papa a la Base Aérea Simón Bolívar. Luego se dirigirá al Santuario del Señor de la Divina Misericordia, donde compartirá con adultos mayores, enfermos y personas con discapacidad. El Parque Samanes será su siguiente punto y desde el papamóvil saludará a la multitud y pasará entre los 32 bloques. A las 11:45 se tiene previsto oficiar la homilía.

Contando las horas estaba la familia Placencio Morocho, oriunda de Machala. “Lo esperamos con fe y alegría, queremos que bendiga nuestra tierra”, dijo Leticia Morocho.

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Desde ese punto, el templete se lo observa cercano, imponente. En el centro está la réplica del sillón que usó el papa Juan Pablo II durante la misa que ofició en Samanes hace 30 años.

La noche del sábado colocaron la silla, mientras los jóvenes del coro practicaban las canciones religiosas que entonarán hoy ante la presencia de más de un millón de feligreses.

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Sobre la silla se sujetará la imagen del Cristo del Consuelo, la cual llegó anoche en procesión y resguardada por unos 750 voluntarios.

Según uno de los técnicos del área de producción, los parlantes dispuestos en 40 torres y las 22 pantallas funcionan bien, de acuerdo con las pruebas que han hecho durante la semana.

Y mientras un grupo de personas limpiaba la alfombra roja con aspiradoras, los voluntarios en el campus recibían las camisetas amarillas, credenciales y las indicaciones de los puntos donde guiarán a los feligreses a los bloques. En cada uno de los 32 espacios se ubicarán entre 50 y 60 voluntarios.

“Estoy agradecida de participar, no importa el sol, el hambre, la sed. Estaré siempre con una sonrisa para recibir a los feligreses que se unan a esta celebración. Estamos preparados para recibir su bendición”, manifestó la voluntaria dauleña Magdalena Quinche. Ella cantaba, junto a sus compañeros, la melodía Déjame sentir el fuego de tu amor, aquí en mi corazón Señor.

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En los exteriores, el ajetreo se intensificaba. Camiones con camillas del Ministerio de Salud se distribuían desde el acceso 1 al campus (del lado izquierdo del templete), la Policía pedía con megáfonos a los choferes de buses que salgan de la vía, mientras comerciantes informales se ubicaban al frente de la av. Paseo del Parque, junto a las carpas donde están los vendedores autorizados por el Gobierno.

A este movimiento se sumó el continuo ingreso de los feligreses, quienes desde la autopista Narcisa de Jesús caminaban hasta los puntos de acceso del parque para ser partícipes del evento histórico y religioso más importante en los últimos 30 años: la visita del papa Francisco. No podían hacerlo antes, por la restricción de la Comisión de Tránsito del Ecuador.

Agentes citaban a quienes se parqueaban en la autopista Narcisa de Jesús, ya que esta debe estar libre para ser utilizada como vía de evacuación. De lado del frente de la calle se ubicaban decenas de comerciantes y puestos de comidas. (I)