Con lentitud y apoyándose en un bastón, que alterna entre la mano izquierda y la derecha, el padre Francisco Cortés, Paquito, baja de una furgoneta parqueada al pie de la casa de la comunidad jesuita, en terrenos del colegio Javier.

Avanza sonriente y sereno. Llega de un chequeo médico rutinario, el martes 30 de junio, a las 13:00.

En medio de las restricciones de la prensa para hablar con él, el encuentro casual es la oportunidad para fotografiarlo y preguntarle cómo se siente a poco tiempo de recibir la visita del papa Francisco, su amigo personal.

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“Con un montón de ganas...”, responde mientras se dirige al comedor para almorzar.

El padre Paquito, quien cumplirá 91 años el viernes 10, es una de las motivaciones del pontífice para ir mañana al Javier y compartir un almuerzo con la comunidad jesuita, a la que él pertenece.

Por su avanzada edad, el religioso tiene molestias en el corazón y por eso el contacto con los médicos es permanente, más aún cuando la emoción por ver al papa lo embarga, dice el padre Fabricio Alaña, rector del Javier, una de las obras de los jesuitas en la ciudad.

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Paquito, nacido en Málaga, España, el 10 de julio de 1924, llegó al país en 1963, y desde ese año ha permanecido en el colegio que considera su hogar. Por ello será el anfitrión de la comida que compartirán 22 jesuitas con Francisco.

En 1980, Paquito conoció a Jorge Mario Bergoglio, en ese entonces provincial de los jesuitas argentinos, quien visitó Ecuador para encontrar un lugar y enviar a los novicios.

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El encuentro se replicó en 1983 y dos años después cuando esos jóvenes recibieron la ordenación sacerdotal, Cortés viajó a Argentina, donde se registró el último contacto.

Ahora, Bergoglio, primer papa latinoamericano, volverá a verse con un Paquito que por sus años tiene problemas auditivos, pero que mantiene intactos recuerdos entre ambos.

Cortés dice que anhela ser confesado por el pontífice, que ese será su mayor regalo de cumpleaños y premio por las seis décadas en el sacerdocio.

En mayo, al ser consultado sobre cómo recibirá al papa, él aludió una frase de Santa Isabel, cuando se le apareció la Virgen María. “Yo le diré de dónde a mí que el vicario de Cristo venga a mí”. (I)

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