El develamiento de una escultura de la Sagrada Familia, de 2,5 metros de altura, y la entrega oficial del templete papal a la Arquidiócesis de Guayaquil se constituyeron ayer en los primeros actos en el campo eucarístico donde el papa Francisco oficiará una misa el lunes próximo, a las 11:45.

Monseñor Antonio Arregui, arzobispo de Guayaquil, retiró a las 09:20 el manto que cubría la representación de José, María y el niño Jesús, la cual quedará en el Parque Samanes, en el norte de la ciudad, como recuerdo de la visita de Francisco; y comentó que dentro del futuro desarrollo del parque se podría construir una ermita para la escultura.

La figura es de resina poliéster y está cubierta con una patina de bronce “para protegerla”, explicó Hans San Andrés, autor de la obra, que se manufacturó en menos de un mes.

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La efigie quedó en el extremo derecho del templete, en la parte baja. Esta imagen, más la del Cristo del Consuelo y la de Santa María, Madre de Guayaquil, son las tres que se dispondrán en la tarima de la liturgia papal.

Vea el especial sobre la visita del papa Francisco

Feligreses que llegaron a conocer el templete construido para la misa papal aplaudieron cuando se develó la obra. Y luego de tomarse fotos con ella, retomaron sus recorridos analizando dónde podrían ubicarse el día de la eucaristía. Entre los caminantes hubo adultos mayores que quisieron conocer el suelo que pisará Francisco.

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Caminando con dificultad iban los esposos Luis Coronel y Gladys Cuenca, habitantes de la ciudadela Sauces 2. Los acompañaba el hijo de ambos, Luis. Sonrientes, contemplaron la escultura de la Sagrada Familia y el templete, y visualizaron el recorrido de Francisco a bordo del papamóvil, en la ruta adoquinada, bordeando los 32 cuadrantes donde podrán ubicarse los miles de católicos asistentes a la misa. Se prevé que acudan 1’200.000 feligreses, y miles de ellos pernoctarán allí el domingo.

“No venimos (a la eucaristía) porque hay que estar parado mucho tiempo, por eso venimos a conocer (el campo eucarístico). Está lindo”, dijo Gladys, muy emocionada.

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Víctor Camba, de 54 años, llevó a su mamá, Fresia Rivas, a pasear en el templete. “Yo sí vengo (a la misa), pero me es difícil traer ese día a mi mamá”, señaló Camba, quien se definió como “muy católico” y visitante frecuente del santuario del Señor de la Divina Misericordia. Aseguró que hace 30 años estuvo cerca del papa Juan Pablo II en la misa que ofició en la ciudadela Samanes, muy cerca de donde hoy se ubica el templete.

El santuario del Señor de la Divina Misericordia queda en la vía a la costa y será otra de las paradas de Francisco en su visita a Guayaquil. La visita pastoral de su santidad empezará mañana, a su arribo a Quito, y se extenderá hasta el miércoles 8.

Otra adulta mayor que llegó al Parque Samanes fue Zoila Valarezo, quien acudió junto a su hija Juana Vera, procedentes de Chambers y José Mascote. Visitar el suelo que pisará el pontífice fue un pedido de la sexagenaria, dijo Vera, quien tomó muchas gráficas como recuerdo.

A los esposos Humberto Jines, de 72 años, y Teresa Fernández, habitantes de la ciudadela La Florida, les preocupó que no haya dónde guarecerse del sol, que ayer abrasó la piel en medio del cielo despejado.

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Personal destinado a prestar auxilio recomendó llevar parasoles, gorras, agua, gafas, incluso dormir bien, para aguantar las horas en espera del papa Francisco. (I)