Alexandra Jaramillo, de 37 años, es gerente de la empresa Forum viajes, también se desempeña como catedrática universitaria y como voluntaria de un grupo de no videntes en Tungurahua, su vida ha podido continuar gracias a un trasplante de hígado.

Cuando tenía 17 años le diagnosticaron hepatitis crónica autoinmune y, por ser degenerativa, en algún momento iba a necesitar de un trasplante de hígado, sin embargo, pensó que no llegaría ese día.

Al cumplir 35 años, el especialista con el que se trataba le dijo que su vida dependía de un trasplante. Refiere que como contaba con el diagnóstico comenzó a realizar las gestiones a través del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) de Ambato.

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Señala que sabe que el hígado que le trasplantaron es de un varón y que luego de esta operación su calidad de vida mejoró y pudo salir adelante.

Como una forma de retribuir “la segunda oportunidad que Dios le dio para seguir su vida”, es voluntaria en el Instituto Nacional de Donación y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Indot), para así poder brindar ayuda a quienes atraviesan una situación similar a la que ella sufrió. (I)