Los legisladores de Carolina del Sur dieron el primer paso ayer para retirar de su Capitolio la bandera de los estados confederados del sur (que rechazaron la abolición de la esclavitud en el siglo XIX), mientras manifestantes en el exterior exigían que esta sea quitada de allí en respuesta al asesinato, con tintes racistas, de nueve personas dentro de la histórica iglesia Metodista Episcopal Africana Emanuel de Charleston.

El presidente de la Cámara de Representantes de Carolina del Sur, Jay Lucas, describió los homicidios como un “terrorífico acto de violencia que estrujó el mismo núcleo de cada habitante de Carolina del Sur”.

La medida que permitiría que los legisladores debatieran el retiro de la bandera en los próximos meses necesitaba una aprobación de dos terceras partes. Fue aprobada en la cámara baja por 103-10. Posteriormente, el Senado hizo lo mismo en una votación oral.

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El senador demócrata Vincent Sheheen, de Carolina del Sur, propuso una iniciativa de trasladar la bandera confederada del Capitolio a una sala de reliquias en un museo.

La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, había manifestado que la bandera confederada sea retirada del Capitolio estatal.

Esa bandera, la que adoptaron en la Guerra Civil los estados secesionistas –y favorables a la esclavitud– de la Confederación frente a la Unión (estados norteños), refleja para algunos estadounidenses parte de la historia e identidad de su estado, mientras que para otros se trata de un emblema racista.

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El debate sobre la bandera confederada se ha extendido a otros estados del sur como Misisipi o Virginia, cuyo gobernador, Terry McAuliffe, anunció que su estado retirará el emblema de las matrículas de autos emitidas en su territorio, por considerarlo un símbolo “divisivo y dañino”. (I)