Decenas de miles de personas inundaron este sábado las calles de Sarajevo para acompañar con cánticos y banderas al papa Francisco en los actos de su primera visita a la capital de Bosnia-Herzegovina, que durará apenas 12 horas.

Llegados no solo de diversos puntos de Bosnia, sino de países vecinos como Croacia o Serbia, unos 70.000 fieles  abarrotaron el estado olímpico Asim Ferhatovic en el acto central del día, una misa al aire libre en un ambiente que combinaba la solemnidad del acto religioso con la exaltación de los asistentes.

"¡Te queremos, Papa!", coreaba el público cuando Bergoglio atravesaba con su papamóvil la pista de atletismo del campo para llegar al altar, construido expresamente para el evento.

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El estrado estaba dominado por un robusto crucifijo, una campana de 320 kilogramos y una silla tallada en nogal, todo elaborado por artistas y artesanos bosnios y croatas.

"Es un acontecimiento que recordaré para siempre. El papa trae la paz", dijo  Kristina, de Herzegovina.

Bosnia-Herzegovina en general, y Sarajevo en particular, tienen una población mayoritariamente musulmana, aunque hoy haya predominado, con naturalidad y sin incidentes, el ambiente cristiano.

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"Es un gran honor para el país", comentó Zorislava Katic, una monja que viajó desde la ciudad de Derventa para asistir a la ceremonia.

Para Andrea, una niña de ocho años, "ha sido muy bonito ver al papa". La pequeña ha llegado con su madre desde Croacia, desde donde se estima que han viajado 23.000 personas.

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Con temperaturas de unos 30 grados, la espera al sol ha provocado que al menos una docena de ancianos tuviera que recibir asistencia, pero ninguno ha revestido gravedad, según informó a Efe Irfan Neta, miembro de un cuerpo encargado de vigilar la seguridad de la visita del papa.

Un gigantesco coro de 1.600 voces, integrado por varias corales de la región, ha acompañado al cantante lírico sarajevita Dragan Pavlovic en la composición Panis Angelicus, de Cesar Franck.

El papa Francisco durante el recorrido por el estadio de Kosovo.  (EFE)

Durante un sermón, el cardenal bosnio Vinko Puljic, arzobispo de Vrhbosna, dijo estar seguro de que "los fieles de todas las confesiones oraron hoy juntos" con los católicos congregados.

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"Su palabra paternal, la oración pastoral y la fuerte presencia de fe nos dan fuerzas para vivir aquí y trabajar con otros en la edificación de la paz y el diálogo", declaró Puljic dirigiéndose al pontífice.

"Su presencia nos alienta. Y es al mismo tiempo un mensaje al mundo de que deseamos ser lo que somos y persistir con otros en nuestra tierra natal, edificar el futuro abierto de este país sobre los fundamentos de la igualdad de derechos y libertades", declaró el cardenal.

Anteriormente, una ciudadana de Sarajevo, Mensura, que por la mañana salió a ver pasar la comitiva del papa a su entrada a la ciudad, destacó en declaraciones a Efe "la modestia" del Santo Padre, y es que Bergoglio, en una de sus frecuentes muestras de austeridad, se desplazó en esa ocasión en un Ford Focus.

Mensura criticó a los políticos bosnios "que siempre se desplazan en coches muy caros", y lamentó que la gente "no levante la voz" contra ello.

En otro de sus gestos de cercanía, el papa se salió ligeramente del protocolo para tender la mano en el aeropuerto, no sólo a los miembros de la delegación que lo recibió, sino también a unos 150 niños vestidos con trajes nacionales del país y a miembros de los servicios técnicos.

Además, causó entusiasmo entre la gente congregada en la calle cuando al dirigirse del Palacio presidencial hacia el estadio para celebrar la misa en el papamóvil logró besar y bendecir a un niño.

Veinte años después de la guerra civil, Bosnia-Herzegovina continúa dividida por líneas étnicas y religiosas, a pesar de los avances logrados en la reconciliación.

Es un país de mayoría musulmana, fe que profesa casi la mitad de sus 3,8 millones de habitantes. Los serbios cristianos ortodoxos son cerca del 40%, los croatas católicos un 10%, y el resto son judíos y otras minorías. En Sarajevo, un 80% de la población son musulmanes.

Esta tarde, el papa participará, como uno de los actos más relevantes de su visita, un encuentro interreligioso en el centro internacional estudiantil franciscano, donde han sido invitados más de 200 representantes de todos los cultos presentes en Sarajevo: musulmán, ortodoxo, católico y judío.

Francisco afirmó hoy que "Sarajevo, así como Bosnia-Herzegovina, tienen un significado especial para Europa y el mundo entero", pues en estos territorios "hay comunidades que, desde hace siglos, profesan religiones diferentes y pertenecen a etnias y culturas distintas, cada una con sus características peculiares y orgullosa de sus tradiciones específicas".

Por ello, defendió el valor de la comunicación para que sea posible "descubrir las riquezas" de las culturas y religiones diversas que conviven en la zona y valorar tanto lo que une como lo que diferencia. (I)