La violencia no se ausenta en México. Por ahora no son solo los carteles los que protagonizan disturbios, sino la propia ciudadanía, en rechazo a las elecciones federales de este domingo.

Unos 83 millones de mexicanos están convocados a participar en los comicios, en los que deberán elegir 1.996 dignidades, incluidas 500 diputados federales y los gobernadores de nueve estados. Sin embargo, la corrupción de las autoridades, la impunidad, la falta de respuesta ante las demandas del sector educativo y el caso no resuelto de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, son los argumentos en que se basan los ciudadanos para rechazar estas elecciones.

Ayer se registraron ataques a edificios electorales y sedes de partidos, así como bloqueos a instalaciones petroleras, protagonizados en su mayoría por maestros. Esto se suma a violentas presiones a los candidatos. De hecho, la campaña electoral fue la más crítica en las últimas dos décadas: 16 candidatos y dirigentes políticos asesinados, mientras que unos 20 aspirantes abandonaron su campaña por temor a correr la misma suerte.

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Una de las jornadas más violentas se vivió en la ciudad de Oaxaca, en el sur de México, donde un grupo de maestros encapuchados de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) irrumpieron en la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y quemaron papelería, documentación y mobiliario. Los educadores también impidieron el acceso a aeropuerto de Oaxaca.

En tanto, otro grupo retuvo vehículos oficiales para sacarles la gasolina, debido a la escasez del combustible tanto en la capital como en otras regiones del estado provocada por el bloqueo a los accesos de una refinería y un centro de distribución de Petróleos Mexicanos (Pemex).

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El sindicato de maestros, que el 1 de junio inició una huelga indefinida que afecta a más de un millón de alumnos, advirtió que seguirá con el boicot a los comicios, que consideran una "farsa", para presionar al Gobierno mexicano a fin de que responda a sus demandas.

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Las peticiones de los mexicanos

La recuperación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos en el sureño estado de Guerrero en septiembre del 2014, un aumento salarial para los maestros y la derogación de la reforma educativa promulgada en el 2013 por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, son las peticiones.

En el occidental estado de Michoacán maestros de la sección 18 de la CNTE acamparon frente a la junta local del Instituto Nacional Electoral (INE) y a la sede central del órgano electoral estatal en la capital, Morelia.

Por otra parte, estudiantes de las escuelas normalistas de la región amenazaron con sumarse al boicot electoral y demandan la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, además de mayores recursos y autoridad dentro de sus centros educativos.

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Como primeras acciones, tienen retenidos más de 30 autobuses de pasajeros en el municipio de Cherán, confirmó la Cámara Nacional del Autotransporte de Pasaje y Turismo (Canapat).

Divididos en dos grupos, uno de ellos acudió a la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Chilpancingo, donde quemaron propaganda electoral, y después se trasladaron hasta el Congreso estatal, donde rompieron vidrios de la fachada, hasta que fueron replegados por policías antimotines.

Quemaron papeletas

Hace unos días un grupo de personas sin identificar entró en las instalaciones electorales para sustraer y quemar material, entre ellas 116.340 papeletas de votación.

El jueves 4 de junio también hubo acciones violentas en el estado de Chiapas, donde un grupo de integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tomaron el centro de almacenamiento y distribución de gasolina de la petrolera estatal en Tuxtla Gutiérrez.

Además, los maestros bloquearon las dos entradas a la capital del estado durante todo el día y solo dejaron pasar a los vehículos particulares, a fin de evitar el paso de las camiones cisterna de la petrolera y restringir así la distribución del combustible.