En una tricimoto con capacidad para máximo cuatro personas se suben ocho niños, dos de ellos no alcanzan asiento y se quedan de pie, agarrados en el tubo superior que forma parte de la estructura de la cabina.

Así van desde la vía Perimetral hasta el “fondo”, dicen los usuarios, al referirse a varias cooperativas de la isla Trinitaria, por $ 0,50, cada uno.

Son las 12:30 del jueves 28. Mientras eso ocurre en el sur, en el sector conocido como la entrada de la 8, al noroeste, pocos buses se detienen a recoger a los niños en edad escolar (uniformados, de ocho a doce años) que andan solos o en grupos. La mayoría pasa de largo, se detienen cuando el menor está acompañado de un adulto.

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En otras calles del norte, como en la avenida Carlos Julio Arosemena y vía a Daule, también es común ver a niños en expresos escolares formales e informales de pie o sin el cinturón de seguridad. También se ve a padres que llevan a sus niños en el asiento delantero de su vehículo, lo cual es una contravención de tránsito.

Estas son situaciones que viven a diario los niños en los diferentes servicios de transporte de Guayaquil. Mañana se recuerda el Día del Niño y padres de familia piden un trato mejor y preferencial por ser considerados vulnerables.

María Campuzano, residente de la cooperativa Independencia II, de la isla Trinitaria, sostiene que prefiere caminar con su hijo (de 8 años) por 30 minutos para llegar “seguros” hasta su domicilio. Dice que ha visto a tricimotos virarse por andar rápido, como compitiendo entre ellos.

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Son escasas las seguridades de la transportación pública y particular para los niños, coinciden usuarios y padres, como Janeth Rodríguez, habitante de Mapasingue Este.

“Aquí (en la Metrovía) mi hijo de 5 años (estudiante) no paga pasaje, pero luego me quedo en Peca y cojo un bus para ir a la escuela. Sí me paran y me cobran los $ 0,25, han sido pocas las veces que me han cobrado $ 0,15 (aunque la tarifa preferencial es de $ 0,12)”, dice.

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Carlos Peralta, gerente de la cooperativa Estrella de Octubre, que agrupa a las líneas 132 y 141, asegura que todos los choferes de buses tienen que recoger a los estudiantes y cobrarles la tarifa preferencial, porque –explica– a los propietarios de cada bus les pagan como “varios” lo correspondiente por el medio pasaje estudiantil, que suele ser entre $ 20 y $ 25 por cada jornada de ocho horas.

“Pero además de los transportistas, hay que concienciar a la gente para que cedan los asientos a los niños”, dice Jéssica Mina, residente de Bastión Popular. Ella se transportaba con sus hijos, de 5 y 8 años, en la Metrovía. Los tres iban parados y apretados por la cantidad de personas que se transportaban a las 12:30 del viernes.

Lo que sí le resulta es un ahorro porque por la talla de sus pequeños no pagaron pasaje. Justamente, la exoneración de este rubro a los niños que miden menos de 1,10 m y la tarifa diferenciada estudiantil ($ 0,12) para los alumnos de hasta 18 años son dos de las políticas del sistema de la Metrovía.

Este Diario solicitó información a la Comisión de Tránsito del Ecuador y a la Autoridad de Tránsito Municipal sobre los controles y acciones que se realizan para hacer respetar los derechos de los niños en la transportación, pero hasta el viernes no hubo respuesta. (I)

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