Como muchas jóvenes, Ximena Solórzano se encontraba el año pasado en una etapa en la que no definía el rumbo de su vida.

Indecisa con su carrera universitaria decidió dejarla y enrumbarse en algo que sin darse cuenta disfrutaba hacer desde hace muchos años: poner su creatividad a volar trabajando con las manos.

Fue así que luego de recibir una aportación de $50, de su mamá, se unió a un amigo para elaborar pines personalizados (insignia o adorno que se usa prendido en la ropa), decorar encendedores y luego viajar a Salinas para comercializarlos. “Esto nació con la idea de hacer algo para juntar dinero e invertirlo en organizar fiestas”, cuenta Ximena, de 20 años. Posteriormente se dio cuenta del potencial de sus creaciones y cambió de objetivo. Tras separarse de su socio comenzó a ampliar su stock.

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“Me encanta que mis artículos sirvan como inicio de un tema de conversación, por ejemplo en una fiesta, que alguien vea tu encendedor con dibujos de gato y te pregunte algo al respecto, me gusta que la gente se exprese”, dice.

Denominó Eureka a su emprendimiento y comenzó a promocionarse a través de redes sociales; por este medio acuerda los pedidos con sus clientes. El nombre se relaciona con su proceso de cambio y descubrimiento personal, explica.

Los encendedores son los que han tenido mayor acogida, los solicitan con imágenes de artistas, cuadros, animales, fotografías de familiares, entre otros. “Me encanta lo que hago, es un proceso que disfruto desde que me contactan hasta que veo el rostro del cliente en la entrega en mi casa o en algún punto de encuentro”, expresa. Los pines, en cambio, los hace con cartulina, fómix, papel, escarcha, cartón, entre otros.

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Trabaja medio tiempo como dependiente de una isla en un centro comercial, el resto de su jornada la dedica a crear en su dormitorio, rodeada de un sinfín de artículos como cuadros, elementos reciclados, imágenes, recortes, que forman parte de la decoración de su alcoba, todos creados por ella. “Siempre me gustó hacer manualidades, estar rodeada de lo que yo llamo mis tereques, hacer cosas originales, distintas”, dice esta joven que asegura cada día le va mejor y no descarta en algún momento retomar sus estudios universitarios. “Quiero capacitarme para mejorar los acabados y llegar a tener un local”. (I)