El sable corvo del general José de San Martín, libertador de América, regresó hoy, tras 48 años, al Museo Histórico Nacional de Argentina, en un simbólico acto encabezado por la presidenta Cristina Fernández como parte de las celebraciones del aniversario de la Revolución de Mayo de 1810.

La mandataria fue la encargada de recibir la emblemática espada en su entrada al museo y de colocarla, junto a su funda, en la vitrina central que ocupará a partir de ahora para su exhibición al público, al lado de las armas de otros nombres ilustres de la historia argentina.

El sable llegó hasta el museo, ubicado en el Parque Lezama del barrio porteño de San Telmo, tras desfilar por las calles de Buenos Aires escoltada por efectivos del regimiento de Granaderos (cuerpo militar creado por San Martín), acompañada por una multitud de argentinos.

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"Custodiado por los Granaderos y el pueblo, el sable de San Martín vuelve al Museo Histórico Nacional #VivaLaPatria", destacó Fernández en su cuenta de Twitter tras la protocolaria ceremonia.

Antes de llegar a su destino final, la comitiva había hecho una parada en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, que alberga el mausoleo donde descansan los restos del prócer.

La restitución del sable al Museo Histórico Nacional constituye uno de los actos centrales de las celebraciones del aniversario de la Revolución del 25 de mayo de 1810, que inició el proceso que culminó con la declaración de la independencia argentina, en 1816.

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La espada, que acompañó a San Martín durante la campaña libertadora, se encontraba desde 1967 en la sede del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, en el porteño barrio de Palermo.

Heredado

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En el testamento del general San Martín, fechado en París el 23 de enero de 1844, el libertador expresó su deseo de que el sable le fuera entregado a Juan Manuel de Rosas, por entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires y el principal caudillo de la Confederación Argentina.

Posteriormente, Rosas, en su propio testamento, dispuso legar el sable a su amigo Juan Nepomuceno Terrero.

Tras la muerte de Rosas, en 1877, y fallecido también Terrero y su esposa, el arma quedó en posesión de Máximo Terrero, hijo mayor del matrimonio y esposo de Manuela Rosas, hija de Juan Manuel, quien la donó al Estado argentino.

Fue la propia Manuelita Rosas quien entonces expresó su deseo de que el sable fuera parte del acervo del Museo Histórico Nacional.

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El sable fue depositado en 1897 en ese museo, donde estuvo expuesto durante 66 años.

En la década de 1960, grupos peronistas usaron su robo en dos ocasiones (1963 y 1965) como símbolo para demostrar la fuerza del movimiento en las calles y con el objetivo último de entregárselo al expresidente Juan Domingo Perón, exiliado.

Custodia de granaderos

En ambas ocasiones el arma fue recuperada y en 1967, a fin de garantizar su guardia, la custodia del sable fue entregada al regimiento de Granaderos.

En la recta final de su mandato, el Gobierno de Cristina Fernández ha buscado un nuevo gesto simbólico en la restitución del sable al Museo Histórico Nacional, en vísperas de la celebración del 25 de mayo.

A través de un decreto publicado el pasado miércoles en el Boletín oficial, el Ejecutivo oficializó la devolución del sable, que constituye uno de los "máximos símbolos" del país, porque representa "la lucha por la libertad, la dignidad y la soberanía de nuestra Nación y de los pueblos hermanos de América Latina", según el texto.

Este lunes Argentina celebrará el aniversario de la Revolución con un gran acto que tendrá sabor a despedida para Cristina Fernández, ya que la mandataria abandonará el poder a finales de este año al cumplirse el final de su segundo mandato.

Los festejos coinciden además con la celebración de doce años del kirchnerismo en el poder, ya que el fallecido mandatario Néstor Kirchner asumió su mandato el 25 de mayo de 2003. EFE