El 24 de mayo del 2013, cuando asumió su tercer mandato, el presidente Rafael Correa invitó al “diálogo” a sectores críticos de su gobierno. En su alocución de posesión expresó: “Reiteramos nuestra disposición de dialogar con todos por el bien del país, con la gente de manos limpias, corazones ardientes y mentes lúcidas. Siempre será infinitamente más lo que nos una que lo que nos separe”.

Y dio la “bienvenida” a lo que consideró como una oposición ideológica, refiriéndose al movimiento CREO del exbanquero Guillermo Lasso, que tras las elecciones se autocalificó como segunda fuerza política.

Pero al cabo de dos años, sectores políticos y sociales aseguran que ese llamado presidencial no se concretó.

Publicidad

Ejemplo de ello, según Patricio Donoso, líder del bloque de legisladores de CREO, es que de 30 proyectos de ley que han planteado, ninguno ha tenido aprobación del oficialismo, que tiene mayoría en la Asamblea.

“Hemos sido proactivos, tanto que hemos presentado 30 proyectos de ley y ninguno ha sido aprobado. Hemos pedido que apruebe nuestros proyectos, que ayudarán al sector productivo del país, y ahí se vería ese llamado al diálogo que el presidente realizó”, expresa.

El legislador considera que la apertura podría darse al permitir una consulta popular para que la gente decida la aprobación de la reelección indefinida, como parte de las enmiendas a la Constitución vigente.

Publicidad

Las centrales sindicales comparten la visión de CREO. “No hubo la disposición del Gobierno de sentarse a conversar con los verdaderos trabajadores”, señala José Villavicencio, presidente de la Unión General de Trabajadores (UGTE).

El dirigente recuerda que el año anterior presentaron un oficio en Carondelet esperando ser convocados a una audiencia para plantear sus inquietudes respecto al Código de Trabajo.

Publicidad

“Luego, en una sabatina dijo que para hablar con él debíamos ganar las elecciones. Nos preocupa que se reúne con la banca, con los empresarios, y luego salen las leyes, así vemos que no hay apertura, lo que provoca que tomemos acciones como las movilizaciones”, opina.

Para el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Jorge Herrera, el régimen crea “una esfera de confrontación con la sociedad civil a través de la persecución”. Y cita dos ejemplos: la aprobación del Decreto 16 o el anuncio de desalojarlos de su sede.

“Se nos ha dicho hasta ‘adefesiosos’; ¿así qué posibilidades de proponer una agenda programática tenemos? Durante los siete años de su gobierno el movimiento indígena ha intentado plantear un debate de ideas, pero lo que se quiere es imponer”, reprocha Herrera.

A sus “opositores”, como el Gobierno los llama, la secretaria de Gestión Política, Viviana Bonilla, les dice: “Cuando dejen de lanzar piedras atentando contra la propiedad pública y privada, de lanzar bombas molotov atentando contra la vida de nuestros policías, de mentir y llamar a la violencia que ha originado la muerte de ecuatorianos (...), se podrá generar un clima propio de quienes en realidad buscan el diálogo”.

Publicidad

Bonilla asegura que la mayor muestra de que sí hay diálogo nacional fue el respaldo a las marchas del 1 de mayo convocadas por el régimen. (I)