Luego del estallido que destrozó la vivienda y que causó el posterior fallecimiento de cinco miembros de una familia, el lugar se ha convertido en una guarida de antisociales y de personas que consumen alcohol y drogas, refieren habitantes del sector.

Una moradora, que prefirió no identificarse, manifestó que cuando se dio la explosión se colocó una cinta amarilla anunciando el peligro, pero luego veía cómo ingresaban mendigos, mujeres y hombres a drogarse.

“Si uno les dice algo corre el peligro de que le tiren una piedra", expresa la mujer.

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Félix B., otro vecino, cuenta que la casa se han convertido en un ’motel’ o ‘centro de drogadictos’ y por eso debe de cerrar temprano su bazar. "Aquí llegan a hacer sus necesidades o sino entran parejas a hacer quién sabe qué".

Victoria V. manifiesta que eso se da pese a que las autoridades le han indicado que no deben de sacar “ninguna piedra” porque la casa forma parte de una investigación.

El pasado 22 de marzo una familia se vio afectada por una explosión en su vivienda de las calles 23 y Huancavilca. Cinco miembros de la familia fallecieron. (I)