La noticia de la llegada del papa Francisco a esta ciudad le trajo a la mente uno de los recuerdos más grandes y únicos que tuvo en su infancia el flautista Carlos Prado, de 42 años, quien dirige una banda musical que lleva su nombre.

A sus 13 años jamás se imaginó que le iba a dedicar una canción a Juan Pablo II la noche de enero de 1985, durante el recibimiento en la casa arzobispal de Guayaquil.

Mientras interpretaba en latín el tema Adeste fidelis (Venid fieles) junto a los niños del conservatorio Antonio Neumane, cuya participación fue requerida por el exarzobispo Bernardino Echeverría, vio pasar al papa Juan Pablo II y lo tomó por sorpresa que él se regresara y comenzara a bendecir a cada uno ellos.

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“Mientras cantaba y ya sabía que me iba a tocar fue una sensación difícil de explicar, no puedo describir lo que sentí. Cuando estuve frente a él no paré de cantar, lo que sentí fue indescriptible, un aura maravillosa muy fuerte, una emoción que hasta ganas de llorar tenía, nunca rompí el protocolo de abrazarlo”, recuerda con emoción el músico, quien ingresó al conservatorio a los 8 años y desde los 10 inició su pasión por la flauta.

Cuenta que hace diez años tuvo un reencuentro con sus compañeros que integraron el coro del conservatorio y que estuvieron justo en la llegada del papa Juan Pablo II.

Manifiesta que tanto él como sus compañeros se sintieron emocionados nuevamente al recordar aquel día y que con algunos de ellos aún tiene un poco de comunicación mediante las redes sociales.

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A lo largo de su carrera dice sentirse satisfecho porque ha logrado que su banda sea reconocida. A los 17 años formó parte de un grupo llamado Confesiones. En 1996 se lanzó como solista y formó su banda musical.

El flautista digitalizó dos fotografías que fueron capturadas por el personal del Vaticano cuando él recibió la bendición del papa y las publicó en su red social de Facebook.

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Con la llegada del papa Francisco, el próximo 6 de julio, dice no sentirse tan emocionado como cuando llegó Juan Pablo II, por lo que no tiene pensado preparar alguna canción y probablemente acuda a la misa campal, que se llevará a cabo en el santuario de la Divina Misericordia, en la vía a la costa. (I)

La emoción de ser bendecido por el papa Juan Pablo II me duró muchísimo tiempo. Luego esperé con más ansias que me entregaran las fotografías en el conservatorio”.Carlos Prado, flautista